Opinión

Terelu, nena, tienes que ser más dialéctica

Según parece, Terelu Campos, esa señora a la que solo he visto un par de veces en mi vida, cobra más de diez mil euros al mes pero eso no le llega para pagar la hipoteca. ¡Vaya! La frase recuerda a otras que ya habíamos oido antes. A mí diez mil euros me llegarían para pagar la hipoteca durante un año, pero la casa de Terelu seguramente es tan grande como sus tragaderas.

Una vez, creo que la fabulosa Maruja Torres, escribió en un artículo esto: "Las grandes mujeres (y con grandes Maruja Torres no se refería precisamente a Madame Curie, no sé si me entienden) tienen un estómago a prueba de su ambición." O algo así. No lo recuerdo bien y tampoco pienso ir a la hemeroteca para consultarlo ahora. El asunto es que a Terelu no le llega el sueldo a fin de mes. He ahí una idea para un reality: "Millonarios en la indigencia". Como si fuera "Españoles por el mundo", pero en plan pasta y privaciones: "¡Dios mío, esta semana no tengo para comprarme el bolso de Gucci! Necesito a mi coach ya".

Nunca he visto "Sálvame". Quizá porque no quiero que me salve nadie y tampoco creo que nadie lo vaya a hacer. Ni siquiera sé la cara que tiene Terelu. Parece ser que es hija de una tal Terelu, nieta de otra Terelu y probablemente será bisnieta de Terelu, o sea que es un organismo que se reproduce a sí mismo. Yo pasaría "Sálvame" directamente a los documentales de La 2. Un organismo capaz de reproducirse a sí mismo con tanto éxito es todo un bum evolutivo que merece ser estudiado con detenimiento.

Como me gusta mucho la música cubana, ya lo saben mis lectores, tengo algunos discos de eso. No muchos, mi colección es pequeña. En el libreto de uno, una recopilación del genial Bola de Nieve, aquel negro cubano, gordito, que tocaba el piano y cantaba como un ángel, hay un texto de Camilo José Cela que conoció a Bola de Nieve en persona, en La Habana. En él Cela cuenta, entre otras cosas, que una noche en el Tropicana durante una actuación del genial músico, por casualidad escuchó una conversación entre dos chicas de la mesa de al lado. Una mayor y otra más joven. La joven se quejaba a la mayor de que los clientes no le duraban ni medio mojito. Se sentaban con ella sí, era una chica muy guapa, según Cela, pero a los dos minutos se levantaban y se iban. Y ella no sabía ni entendía por qué. Eso le producía estrés, nerviosismo y depresión. La mayor, tras escucharla durante un buen rato, muy comprensiva y sabiamente sentenció autoritaria:

– Nena, tú lo que tienes que ser es más dialéctica. ¿te enteras?

Yo creo que Terelu para solucionar sus problemas, sobre todo los económicos, debería ser más dialéctica. Ahí le queda el consejo. Por si le vale.

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