Opinión

Transversalidad

Como estos días aun está en las librerías fresquito como unos "xurelos" recién pescados en la Ría la reedición de mi libro "El río que se secaba los jueves" a cargo de Kalandraka en una edición preciosa, me he acordado de algunas cosas divertidas. ¿Divertidas? A ver.

 Una es que en cierta ocasión hace años y gracias al contacto de una amiga me llamó una funcionaria del Ayuntamiento de Madrid para preguntarme si yo podría escribir una serie de cuentos infantiles que, obviamente, me pagarían muy bien. Por supuesto le dije que sí. Los escritores somos como putas, si nos pagan escribimos lo que nos pidan. Yo no soy un escritor de cuentos infantiles pero si me pagan, adelante, no problem. 

 La conversación, ya digo solo telefónica, empezó a resultarme un poco incómoda. Yo no sabía nada de aquello, ni del mundo literario, ni del mundo editorial, ni de nada relacionado con eso. Había tenido la suerte de que una editorial se había fijado en mi y punto. Me editaron mi primer libro y además en una colección y edición de lujo. No sabía más.

 Pero aquella señora o señorita que me llamó quería que yo escribiera una serie de cuentos, supuestamente infantiles, sobre diversos temas. Le volví a decir que sí. A continuación y tras aclararme que yo tenía libertad absoluta para escribir lo que quisiera que para eso era el escritor, me aclaró que los temas de los cuentos, que iban a ser muy infantiles digamos, casi troquelados para entendernos, tendrían que tratar "temas transversales".

 En ese momento de la conversación me sentí tan fuera de lugar como Sam Rockwell en "Moon", la preciosa y magnífica película de ciencia ficción del hijo de David Bowie, Duncan Jones. No entendí nada. ¿Temas transversales? ¿Qué era eso? Me hice el avión o el sueco y me deshice amablemente de la señora para colgar el teléfono y descolgarlo otra vez para llamar a un amigo, Pablo, que sí podía saber qué era y explicármelo. Le conté todo y pregunté.

 – Oye Pablo, ¿qué son temas transversales en literatura infantil?

 Pablo me contestó con toda tranquilidad y con una precisión que rozaba el delirio.

 – Lo de temas transversales Víctor, quiere decir que en los cuentos incluyas por ejemplo un niño negro, otro musulmán, una niña lesbiana o un niño hijo de un padre maltratador. Eso por hacerte algunas sugerencias... ya me entiendes.

 -– No fastidies -–dije yo.

 Y Pablo, que es un prodigio de inteligencia y sentido común me respondió.

 – No fastidio. Es así. Eso es lo que llaman ellos temas transversales.

 – ¿Ellos, quiénes?

 – Víctor, espabila, los políticos, los funcionarios, ¡yo qué sé! Da igual.

 Esto que les cuento ocurrió hace más de diez años. Por supuesto yo no volví a llamar a aquella señora y ella tampoco volvió a llamarme a mí. No conseguí el trabajo y, claro está, tampoco la posible pasta que hubiera ganado con él. Mala suerte.

 O sea, que todo sigue igual.

Te puede interesar