Opinión

El voto útil, por fin

Aquí a ocurrentes no nos gana nadie. No señor. Al ya clásico voto con rodaja de chorizo incluida en el sobre, este año se ha sumado el voto con preservativo. Ocurrió en un colegio electoral de Pontevedra. Como lo leen.

La rodaja de chorizo tiene su aquel, ya que al menos así los asistentes, miembros de las mesas electorales, currantes, etc., pueden echar un mordisquito, un mini pincho, y ya que tienen que pasar ahí todo el día la cosa es de agradecer. Es lo que se conoce como voto útil.

Lo del preservativo es nuevo. Nunca lo habíamos visto. Claro que las mesas electorales no son sitios que se presten mucho a la pasión amorosa ni al erotismo de spot televisivo, pero en fin. De todo hay. Durex, ya saben.

Supongo que el autor de semejante idea pensaría "¡Bueno! Ya que van a seguir jodiéndonos igual, por lo menos que se protejan, no vaya a ser que pillen cualquier cosa". Loable. Claro que pillar, lo que se dice pillar nuestros políticos, del signo que sean, siempre se las arreglan para pillar algo. Es un don que tienen.

La noticia que leímos no aclaraba el estado del preservativo ni sus características. Es decir, si iba convenientemente envuelto en su bolsita cerrada; si estaba dermatológicamente testado y tenía el sello de producto aprobado por la CE; el lote y la caducidad; si era lubrificado o no; sus medidas (lo normal son diez y nueve centímetros de largo y cincuenta y tantos milímetros de ancho nominal, no se preocupen, después estira); si era normal, clásico o uno de esos modernos Easy-On (esto es una marca registrada) tan fáciles de poner según los anuncios; si tenía depósito o no; o si era de colores, transparente o rojo intenso con un sugerente sabor a fresa.

¿Qué clase de periodismo es ese que nos cuenta una noticia así y nos deja con tantas dudas? Yo creo que todos estos datos que he citado son claves para entender bien el perfil del votante. Y cuando digo perfil no lean ustedes lo que no hay que leer, por favor. Perfil es perfil y nada más. Ojo al dato.

Ese anónimo votante de Pontevedra nos ha dado una lección a toda España. Una de verdadera responsabilidad ciudadana. He ahí a un hombre que se preocupa en serio por la salud y la seguridad de nuestros políticos, hasta en lo más íntimo. El suyo sí que ha sido un voto útil. Eso es tener sentido del Estado y lo demás son cuentos.

Me pregunto porque la noticia tampoco lo aclara, ¿qué hicieron al final con el preservativo? ¿Lo sortearon? ¿Se lo llevó el o la presidente de la junta electoral? ¿Lo dejaron por allí abandonado junto a las papeletas, como quién no quiere la cosa, para que disimuladamente se hiciera con él algún chaval necesitado?

Nunca lo sabremos. La política es lo bonito que tiene: que está llena de misterios.

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