La prensa española, cierta prensa claro no toda como es lógico, se pregunta en los últimos días intrigada por qué Zoido Álvarez, el engreído y vacuo ministro del Interior que tenemos, ha nombrado como director de la DGT a Gregorio Serrano, un hombre que no tiene ni ha tenido nunca relación con la DGT o con temas de tráfico de ningún tipo ni siquiera de lejos, salvo seguramente conducir un coche caro a mayor velocidad de la permitida.
La prensa y la opinión pública también se preguntan por qué a ese señor si va a cobrar la friolera de cerca de 100.000 euros al año le han puesto una vivienda pública gratis (gratis para él, no para nosotros que se la pagamos con nuestros impuestos) perteneciente a dependencias de la Guardia Civil. Una vivienda a la que según parece Serrano no tiene derecho ya que no es director ni subdirector del Cuerpo, únicos cargos que por ley podrían alojarse en ella. Y para colmo por si faltaba algo en esta historia, la guinda, por qué esa vivienda se está reformando ya con un presupuesto aprobado por encima de los 50.000 euros, que tampoco pagará el citado señor Serrano que, en un alarde de transparencia política, incluso ha dado una rueda de prensa para explicar lo inexplicable.
Pues bien, yo tengo la respuesta. Si se fijan en las fotos o imágenes de los dos en la prensa y los telediarios se darán cuenta fácilmente de cual es. Y es que Zoido y Serrano son la misma persona. Mismas gafas, misma complexión y peso (ya se ve que no comen mal y probablemente lo hacen en los mismos restaurantes), misma altura, mismo corte de pelo, mismos trajes y corbatas, mismos gestos y mismas risas. O sea que Zoido y Serrano son clones, algo que no hace sino confirmar mis peores sospechas desde hace tiempo. Como saben ustedes yo veo demasiadas películas de ciencia ficción que me parecen más instructivas que los telediarios y eso, lo sé, me afecta al entendimiento. La conclusión aterradora pero cierta, es que estamos asistiendo sin darnos cuenta a la segunda parte de “La Guerra de las Galaxias: El ataque de los Clones”. Pero ahora no en el patio de butacas sino en vivo y en directo.
Necesitamos a Yoda urgentemente para que nos auxilie, y no al pequeñajo catalán sino al otro, al de verdad. Solo él podría salvarnos del desastre con su sabiduría, su buen juicio y sus poderes. Lo trágico es que Yoda no aparece por ninguna parte y eso que yo lo he buscado con ahínco por toda la Galaxia, incluso hasta el Borde Exterior. Seguro que se jubiló hace tiempo y está viviendo su retiro tranquilamente en el planeta Dagobah, apartado del mundo, entregado a sus profundas e incomprensibles reflexiones y a preparar sus comidillas baratas e intragables cada día mientras bromea sobre cualquier cosa en voz baja, "rosmando". Estamos perdidos amigos: que La Fuerza nos acompañe.
