Olga Iglesias y José Caride celebraron en A Peroxa 65 años de amor

ANIVERSARIO

Olga Iglesias y José Caride llevan juntos toda la vida. Este domingo han celebrado la longevidad de su matrimonio en una comida que reunió por primera vez a todos sus parientes, quienes forman la familia más numerosa del municipio de A Peroxa.

Olga y José están juntos desde los catorce años.
Olga y José están juntos desde los catorce años. | Óscar Pinal

Uy, madre querida, eso es algo largo de contar”, responde Olga Iglesias entre risas cuando le preguntamos por su historia de amor con su marido, José Caride. Ella es de Outeiro de Beacán; él de Baldomar. Él es apenas once meses mayor que ella. Ambos estudiaron en el mismo colegio en Os Peares, lugar que los unió. De manera casi inevitable, comenzaron a salir con catorce años. Y aunque para José esa primera “confesión” romántica no fue en su momento demasiado formal, tan poco serio no sería el asunto si hoy siguen juntos, tras sesenta y cinco años de matrimonio.

Los dos están orgullosos de su relación, como es natural. Llevar unidos toda una vida no es algo de lo que todas las parejas puedan alardear. José lo sabe. Entonces se le ocurrió la “locura” -según Olga- de celebrar por todo lo alto sus bodas de platino reuniendo en una comida a su familia, la más numerosa de toda A Peroxa. Por primera vez este domingo se juntaron 43 parientes, entre los que se incluyen a sus cuatro hijos, once nietos y catorce bisnietos. “Se nota que queremos hacer Galicia grande”, bromea José, la mente detrás de un plan que, de primeras, parecía imposible. Él mismo ha reconocido que la única manera de reunir a todos sus seres queridos en un mismo sitio era organizando una celebración para festejar el amor de la pareja que dio origen a los Caride Iglesias.

Olga Iglesias y José Caride junto a los miembros de su familia, la más numerosa de toda A Peroxa.
Olga Iglesias y José Caride junto a los miembros de su familia, la más numerosa de toda A Peroxa. | Óscar Pinal

Una vida llena de amor

El noviazgo que comenzó en su adolescencia los llevó al altar el 10 de diciembre de 1960. Olga recuerda aquel día como “uno de mucha lluvia, pero maravilloso”. Cerca de cien personas se reunieron en la iglesia de Santa María de Beacán, donde la pareja se dijo su primer sí quiero, que repiten seis décadas después. Las relaciones no son perfectas, pero quizás es eso lo que las hace especiales. “Pasamos los años a nuestra manera y así somos felices. Con cariño y comprensión, todo problema se arregla”, afirma Olga. Ella confiesa que no cambiaría ningún momento vivido al lado de José. Todos los considera únicos, aunque a uno le guarda especial cariño: la del nacimiento de su primer hijo, que lleva el nombre de su padre: “Cuando nació, mi hermana lo cogió en brazos y se lo mostró por la ventana a mi marido, que estaba viéndonos desde la casa de enfrente. Jamás me olvidaré de esa imagen”.

Ya nos lo habían adelantado. La historia de Olga y José es larga de contar, pero las buenas historias de amor merecen tiempo para ser escuchadas. Ya jubilados, viven una vida tranquila. Ella siente el cuerpo débil, pero él siempre está ahí para cogerle la mano cuando lo necesita. Y no se la soltará. Pase lo que pase.

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