Solidaridad tras el robo de un andador en Allariz

La desaparición el pasado miércoles de un andador tiene en vilo a Allariz. Entre las 13:30 horas y las 18:00 horas de ese día fue sustraído el mecanismo, propiedad de un vecino de 26 años que lo necesita para desplazarse por su condición física.

El aparato se encontraba en la plaza de garaje de su propiedad, que se sitúa en un estacionamiento privado en la Estrada de Xunqueira de Ambía y al cual solo se puede acceder con llave. Después de regresar a casa tras haber salido a comer con su familia, el propietario no lo encontró en su plaza, por lo que llamó a su padre para que fuese a ayudarlo.

Durante los ocho años que ha sido usuario de ese garaje, y durante los cuales siempre ha estado en el mismo sitio el andador azul e inconfundible, nunca había habido ningún problema. Hasta hace unas tres semanas, cuando, según comenta el padre, empezaron los incidentes. Durante este tiempo, el aparato apareció en reiteradas ocasiones fuera de su lugar habitual, aunque se achacó a circunstancias puntuales y no se tomó como prólogo de lo que estaba a punto de suceder.

Petición de apoyo

La tarde del robo -que fue denunciado el jueves por la mañana ante la Guardia Civil-, el padre recorrió el garaje por completo, además de las inmediaciones del edificio e incluso acercándose hasta el río, que se encuentra a escasos metros del garaje. Ante la desesperación, decidió poner un aviso en las zonas comunes del inmueble, en el que pedía que se devolviese o se efectuaría esta denuncia.

Pasadas las horas, la villa empezó a ser conocedora de esta situación y se volcó con la familia. Y aunque los vecinos ya habían recaudado el dinero y encargado uno nuevo, no era una solución ante esta situación tan descorazonadora. La familia se ha sentido arropada por sus vecinos, que han enviado mensajes de apoyo de forma particular y a través de redes sociales además de las ayudas ofrecidas. La preocupación reside en que, pese a la denuncia, temen que cuando llegue el nuevo vuelva a ser sustraído.

El joven ha pasado los últimos días sin salir de su domicilio por la inseguridad que le causa la situación, ya que el aparato necesita de unas medidas precisas para ser utilizado de forma ergonómica. Los familiares optan por pensar que ha sido cosa de niños, un acto sin maldad, ya que no quieren pensar que se trate de un ataque personal.