San Benito se vistió de luto

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photo_camera Luis Nogueiras descubre la placa en homenaje a su tío en la ermita de San Benito. (Miguel Ángel)
Manuel Fernández Vidal, párroco de Sandiás, Piñeira de Arcos, y Couso de Limia; fallecía este lunes a los 82 años de edad. El sacerdote iba a ser homenajeado en la ermita por la que tanto trabajó, con motivo del día de San Benito de Pascua. 

Dicen los que le conocían bien que a Manuel Fernández Vidal no le gustaban los homenajes, pues era un hombre dedicado en cuerpo y alma a Dios y al trabajo. Al primero le sirvió durante medio siglo, a Sandiás y a la Comarca de A Limia lo hizo durante tres décadas y hasta sus últimos días. 

El día de San Benito de Pascua, este mismo lunes, Manuel iba a recibir el cariño de los devotos, de los sacerdotes limianos y del propio obispo, Leonardo Lemos, en un monte, el de A Uceira, que él mismo reforestó y cuidó con fervor y dedicación. También en una ermita que puso en valor hasta el punto de convertirla en santuario diocesano. La casualidad o la “providencia”, en palabras del obispo, hizo que el párroco sandianés “fuese llamado a la eternidad” antes de la conmemoración. 

Los fieles lloraron en A Uceira la marcha de su párroco, al que se dedicó la misa de las 12,30 horas. Como manda la tradición del lunes de pascua, San Benito salió de la ermita en procesión en un día triste, pero lleno de esperanza: “Él -don Manuel- quería que hablase de la importancia de los hombres de Dios y, entre ellos, está San Benito”, manifestó el obispo, quien recordó al sacerdote en un día señalado: “Quiera Dios que al llevarle en la octava de Pascua a la eternidad, el señor le invite, como siervo bueno y fiel, a entrar en su gozo”. 

Luis Nogueiras, sobrino del párroco, fue el encargado de descubrir, al término de la eucaristía, la placa en honor a su tío que ya luce en el altar de San Benito de A Uceira. Al mismo tiempo dedicó unas palabras en agradecimiento a los sacerdotes y a los fieles y vecinos “que sempre o acompañaron”. El alcalde de Sandiás, Felipe Traveso, quiso sumarse a las palabras de cariño a Manuel Fernández, sobre quien dijo “derramou o seu suor aquí -en alusión a Uceira- para que esta herba medrara e estas árbores estiveran sempre dispostas a recibirnos. Pídovos que non esteades tristes, senón que disfrutedes como disfrutaba el cando había moita xente neste lugar”.

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