San Mamede: el mirador de las sierras gallegas

San Mamede no es solo una sierra. Es el hogar y nacimiento -en los montes de Rebordechao, Vilar de Barrio- del río más largo de Ourense, el Arnoia –de 84,5 kilómetros-, y uno de los picos más altos de la provincia, lo que le convierte en un espectacular mirador. Desde la ermita de San Mamede se divisa A Limia, A Serra de Quinxo, en el Xurés; A Serra da Peneda, en Portugal; Celanova, O Penedo dos Afeitados, O Val do Miño y Ourense o Maceda; pero también A Serra do Faro, O Alto do Rodicio u O Monte Meda. La vista también alcanza desde este punto A Serra do Burgo, O Courel, Chandrexa, Cabeza de Manzaneda, Os Altos da Pá, O Xistral, A Serra de Queixa, O Penedo de As Canadas o el Parque Natural de O Invernadeiro, así como O Val do Támega, As Estivadas, A Serra do Larouco o la capital limiana. San Mamede, compartida por Montederramo, Baños de Molgas, Maceda, y Vilar de Barrio; es sinónimo de libertad, tanto para el paseante como para el ganado que pasta en extensivo y hace más espectacular, si cabe, todo el entorno; pero también de historias y leyendas. En la Fonte do Santo, que origina el Arnoia y se encuentra a 1.616 metros de altitud, se puede leer una: “Cuenta la leyenda que esta fuente surgió de forma milagrosa para dar de beber al Santo ermitaño que construyó la capilla. Lo hizo con la ayuda de dos corzos, y cuando el demonio mandó un lobo a comer uno de los corzos el ermitaño lo amansó”. La ermita que aparece en esta historia, cuyos cimientos datan de 1835 y que fue reconstruida en 1992, preside, en silencio, la sierra. Todos los meses de agosto solía celebrarse en este lugar una romería, sin embargo, actualmente permanece cerrado. La ermita de San Mamede. (P.P.) En Vilar de Barrio también sobrevuela otra leyenda, mucho más actual, con Francisco Franco como protagonista. Y es que se dice que el exdictador cazaba corzos en el entorno de “O Coudillo”, un espacio –en el que hay un albergue en perfectas condiciones- que se reconvirtió en un centro de divulgación medioambiental y que pasó a llamarse “As Corcerizas”. La iniciativa, que fue gestionada por Amigos da Terra, llegó a su fin, y el Concello busca ahora ayuda supramunicipal para reactivarla y dinamizar la sierra, uno de los principales objetivos de toda la Corporación. Y es que la Serra de San Mamede también une en la política, y gobierno y oposición de esta localidad ansían el mismo futuro para la sierra que comparten. “As Corcerizas”, en Vilar de Barrio, cerradas actualmente. (P.P.) Lejos de ser una leyenda, los vecinos de Rebordechao, a los pies de la Serra de San Mamede -de hecho, se divisa prácticamente desde cualquier punto elevado-, hablan del paso de Manuel Blanco Romasanta (Esgos, 1809) por la zona. Y es que los que el siglo pasado eran niños en Vilar de Barrio no temían al hombre del saco si se portaban mal, sino al “sacaúntos”. El “lobishome” encontró acomodo en Rebordechao, un pueblo de difícil acceso por aquel entonces, en el que se sentía aislado del resto del mundo y en el que llegó a involucrarse en la vida social. En el local social del pueblo se puede ver a día de hoy un retrato de Romasanta. LA SILLA DE LA REINA En San Mamede se encuentra también la Silla de la Reina. Nada tiene que ver este punto con el bum de los “bancos más bonitos del mundo”, sino que este enclave, construido con pizarra, se levantó en el año 40 cuando se acondicionaron, a mano, los accesos a esta parte de la sierra. El Concello, de la mano de la Diputación de Ourense, trabaja ahora en la señalización para llegar a este maravilloso enclave, y la previsión es que esté lista en septiembre. Actualmente se puede acceder en coche –mejor un vehículo todoterreno- o caminando. Sí se han fijado en los últimos meses dos rutas que se aproximan hasta el lugar: Rebordechao-Alto da Serra, de 15 kilómetros y dificultad alta; y Rebordechao-Poza da Moura, de 4 kilómetros y dificultad moderada. Rebordechao – Silla da Reina es el próximo objetivo. El lado de la sierra delimitado como Vilar de Barrio, municipio que comparte terreno con A Limia y San Mamede, es todo un tesoro por descubrir y sobre el que trabajar. Su riqueza natural, su potencial ganadero, su historia, llena de mitos y leyendas; y su patrimonio religioso y etnográfico son razones suficientes para que los ourensanos y los visitantes de fuera de la provincia se adentren en una sierra muy especial por los cuatro costados.