Inés Rodríguez: "Hay bastante más que agricultura y ganadería en el rural"

Alaricana de adopción y por convicción, Inés Rodríguez Rodríguez lidera desde hace casi tres años Rir&Co Diseño Textil. Un taller de elaboración de tejidos artesanos únicos e innovadores, complementos y textil hogar ubicado en el número 7 de la calle Hortas. Un proyecto personal y profesional por el que acaba de recibir el segundo premio de excelencia a la innovación para mujeres rurales que otorga el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y cuyo trabajo le ha valido la nominación al Premio Nacional de Artesanía 2020, pendiente de resolución.

¿Cómo sienta el premio?

Sienta muy bien porque es mucho esfuerzo y más en la era poscovid. Es una apuesta por seguir adelante. Tanto por la parte económica, como por la moral. Anima en estos tiempos, aunque por el covid no hemos podido celebrarlo. Que en Madrid, en el Ministerio de Alimentación hayan premiado un proyecto de revalorización de fibras y en una zona como la que estamos es muy importante. El rural es mucho más que agricultura y ganadería, que son muy importantes, pero no son lo único.

¿La artesanía está de moda?

Esta de moda por los valores que tiene. Por lo que ahora está en boca de todos por el covid: honestidad, productos bien hechos, objetos de proximidad,.. Eso la artesanía lo ha tenido siempre, pero ahora los diseñadores, los creativos han vuelto sus ojos a mirarla. Ojalá en el futuro la sociedad valore más las tradiciones que los artesanos han ido conservando, incluido el cultural, que a veces nos olvidamos que la artesanía es cultura.

Allariz, a nivel textil, tiene mucho que decir en eso.

Si, Allariz tenía muchos talleres, el lino de Allariz siempre fue muy bueno, había telares en muchos pueblos y hemos podido recuperar piezas, palabras…. Es una zona que tiene poso.

¿Cuál es su vínculo con la villa?

Yo soy de Ourense, pero vivo en un pueblecito cerca de Allariz. Lo elegimos para vivir y después, por conciliación y demás, también para trabajar. Allariz era el sitio, también desde el punto de vista rural tenía su atractivo, y por las connotaciones a nivel de reciclaje.

¿Cómo se embarcó en este proyecto?

Soy funcionaria en excedencia por el cuidado de hijos y, en ese tiempo, recuperé actividades que hacia por afición y que se fue completando. Llegó el 2017 y decidimos, y hablo en plural porque en casa siempre me han apoyado, apostar por la empresa que estaba creciendo y con posibilidades. Y afortunadamente ha ido bien.

¿Qué tipo de materiales utiliza en sus diseños?

Un poco de todo. La línea del taller es lana, alpaca, lino,... atendiendo a la tradición pero con diseños modernos. En las colaboraciones, trabajamos a medida y en función del cliente, tanto en materiales como en diseño, presupuesto…. Digamos que ponemos el conocimiento al servicio de su identidad. Buscamos la diferenciación y apostar por la sostenibilidad. Me gusta trabajar con materiales reciclados y sostenibles, pero también mirar hacia delante e impulsar proyectos como el de fibra de leche.

¿Cuál es su clientela?

Cuando empezamos, la actividad del taller era sobre pedido o bien para otras empresas, el 80% era para terceros (cocineros gallegos de Estrellas Michelín, diseñadores de moda,...) Ahora la tienda ha subido. Se nos conoce más, pero es un público muy local y una clientela estacional. Este era el año de la internacionalización y de potenciar la venta online, y más con la pandemia.

¿Cómo se presenta el futuro?

Ahora estoy yo sola en el taller pero, en cuanto podamos, incorporaremos a alguna antigua alumna para hacer producción para el próximo año. A título personal, cuando el taller se asiente un poco más, me gustaría desarrollar más el tema de consultoría e investigación relacionada con el mundo textil.