Un museo para volver a sentirse un niño de la década de los 60

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photo_camera Juan Seara, coordinador del museo. (Paula Palomanes)
El Museo do Xoguete es una de las joyas de Allariz y este septiembre mantiene su horario ampliado para recibir a los visitantes que todavía se siguen acercando por las vacaciones estivales. 

Cruzar la puerta del Museo Galego do Xoguete de Allariz implica sentir “morriña” y volver a una infancia con Mariquita Pérez, la Nancy, el Scalextric y las “cocinitas” con el Menaje Cris. Este espacio, dividido en juegos de mesa, medios de locomoción y muñecas;  se fundó en el año 94 y, tras cumplir los 25, es toda una institución en la villa alaricana y uno de sus reclamos turísticos. 

A lo largo de todos estos años la muestra ha recibido, por medio de donaciones o cesiones temporales, un total de 2.500 juguetes. La última entrega tuvo lugar hace un año y excedió el medio millar de elementos. Fue un coleccionista de Asturias quien efectuó la donación -integrada por juguetes datados entre las décadas de los 70 y los 90- que ahora mismo se está catalogando: “Hai de todo nela: Dende xoguetes de mesa a outros da marca Mattel ou bonecos da Guerra das Galaxias”, relata Juan Seara, coordinador. 

Del total de elementos, se pueden visitar cerca de 700. Y es que este es uno de los desafíos marcados en la agenda del gobierno local: Buscar financiación supramunicipal para financiar su proyecto de ampliación de las instalaciones y poder exhibir más juguetes. “Chega un momento no que temos que dicir que non a máis doazóns por falta de espazo. Moita xente chama”, asegura el coordinador. 

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Antigüas “cocinitas” que se pueden ver en el espacio. (Paula Palomanes)

En el Museo Galego do Xoguete también se puede hacer una retrospectiva del proceso de fabricación de juguetes a lo largo del siglo pasado: Desde el uso de la hoja de lata, un material que posteriormente escaseó en el periodo de guerras; hasta la aparición del plástico, que causó un bum en el sector. 

Uno de los emblemas de este museo es la patente de un futbolín de dedos, donado por un alaricano propietario de una tienda de antigüedades en Madrid, que no se llegó a fabricar en serie y que se ideó en 1919. También hay máquinas de proyección, auténticas reliquias, del año 1900 -funcionaban con velas porque no había luz eléctrica para ellas-. Tampoco falta el maravilloso mundo de la Barbie con todos sus complementos. “Cando te metes neste mundo daste conta de todo o que hai nel. Penso que é un universo moi pouco estudiado”, confiesa Juan. Los interesados pueden profundizar en él este mes de viernes -por la tarde- a domingo.

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Una vitrina alberga decenas de muñecas míticas. (Paula Palomanes)

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