Cuando los políticos rodeados de economistas y asesores bancarios nos hablan de recortes, de déficit y ajustes, muchos nos preguntamos si todos ellos conocerán las 'cuentas de la vieja', ya que con ellas, seguro que no hubieran llegado, ni nos hubieran llevado a la bancarrota.
Me parece que simultáneamente a la entrada en escena de un personaje 'enterado' en las cuentas del Estado, todos nos hicimos un poco más pobres, ya que el consejo de apretarse el cinturón, el nuestro, claro, aunque como aportación a nuestra economía el ministro correspondiente nos envíe una bombilla de bajo consumo, no sea que les dejemos a oscuras y no puedan cuadrar las cuentas, que no cuadran de ninguna manera.
Me pregunto qué parte de culpa tienen los economistas en las cuestiones económicas y sociales, en los millones de parados y en las familias que se ven abocadas a la desesperanza por la situación de incertidumbre en que viven, mientras los 'enterados' no son capaces de poner orden lógico en el caos de indefinición de decisiones políticas y monetarias.
Me pregunto qué parte de culpa tienen los economistas en las cuestiones económicas y sociales, en los millones de parados y en las familias que se ven abocadas a la desesperanza por la situación de incertidumbre en que viven, mientras los 'enterados' no son capaces de poner orden lógico en el caos de indefinición de decisiones políticas y monetarias.
