EL LIDERAZGO DE MARIANO RAJOY

Cuando una misma opinión y/o comentario ha sido tantas veces repetido y escuchado en relación con la ausencia de liderazgo por parte de Mariano Rajoy, está claro que termina adquiriendo altas cotas de credibilidad, dependiendo de las circunstancias.
En sentido contrario, nadie cuestiona que nos encontramos ante un político formado, serio, honrado y escrupuloso administrador, pero en estos difíciles momentos, posiblemente, con independencia de la abrumadora mayoría obtenida el pasado 20-N, no sea la persona idónea para afrontar la recuperación del país y superar la crisis que nos invade y continua incrementándose. Al presidente quizá le falte ese 'plus' que requiere y diferencia a los verdaderos dirigentes y que sus asesores se sienten incapaces de inculcarle o no saben como hacerlo.

A nuestra angustiada España no le sirve un líder que ejerza de mudo y se refugie en ausencias y silencios esperando que escampe. Es necesario alguien en permanente comunicación con sus administrados, que dé la cara y reconozca sus errores, pero nunca escudándose en ruedas de prensa con vicepresidenta y tres ministros. Conviene recordar que los votantes otorgaron la confianza a Rajoy porque una tercera legislatura del PSOE sería un suicidio seguro.

Admitiendo que es demasiado prematuro ponderar la valía de Rajoy, no es menos cierto que las críticas desde la oposición y de su propio partido, así como también por medios nacionales y extranjeros sobre sus primeras medidas, con tan drásticos recortes, no pueden ser consideradas precisamente como afortunadas. Los ciudadanos, con independencia de partidos y colores, cada vez están menos dispuestos a que se les tome el pelo.

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