Carla Antonelli: “involucionamos y la visibilidad es nuestra mayor herramienta”

Carla Antonelli ayer en Celanova.
photo_camera Carla Antonelli ayer en Celanova.

La villa de San Rosendo alberga por primera vez la semana del Orgullo LGTBI. Una conmemoración organizada por el Concello para normalizar y visibilizar, pero también para construir un futuro “sen medo, sen xuizos, sen dor”. Así lo refleja el cartel diseñado por Olalla Moreiras y que ayer contó con Carla Antonelli como protagonista del debate y proyección de su documental biográfico “El viaje de Carla”.

¿Son necesarias estas conmemoraciones?

Absolutamente. Lo fueron ayer, cuando celebramos el primer orgullo en 1977 en Barcelona y, tanto o más, en estos momentos que estamos viendo que somos capaces de involucionar, dentro de nuestra propia evolución. La visibilidad, que es la mayor y más importante herramienta que hemos tenido, es necesaria. Y por eso hay que dar importancia a Celanova con el Orgullo y como, desde un concello como este y entre concejalas como Teresa, haya ese compromiso de hacer un municipio más visible, orgulloso de sus conciudadanos y donde todos tenemos que tener cabida desde el respeto a las diferencias.  

¿Ha calado el discurso de odio?

Si, y es absolutamente peligroso. Por eso la celebración del orgullo LGTBI es importante. Primero porque es una efeméride, y porque somos muy de fiestas y celebramos otras muchas historias, ¿por qué no vamos a celebrar el día que comenzamos a andar y a quitarnos la bota de encima? Pero también porque reivindicamos y visibilizamos todas aquellas situaciones donde todavía hay grietas, estamos sufriendo discriminaciones y agresiones. Por eso es tan necesaria la Ley Trans que este lunes el Consejo de Ministros la vuelve a recibir para enviarla a las Cortes.

¿Qué ha pasado para llegar a esta situación?

Porque han aparecido los que nunca se fueron y que esperaron el momento perfecto de descontento social, crisis económica, pandemia… que es cuando surgen los falsos profetas. Ha pasado a lo largo de la historia del último siglo. Hablo de una falsa polémica con la Ley Trans porque vivimos en unos tiempos en que todo es exacerbado y, si no levantas la voz más alta que el de al lado, no eres nada ni eres nadie. Al final te das cuenta de que solamente es una guerra de cuotas de espacio de poder. Con un problema, han sido vapuleadas decenas de miles de personas. Nos hemos convertido en una moneda de cambio, ¿por qué si eras ministro en ese momento, no dijiste nada y ahora sí? Todo es mentira, nunca fue ideológico. Todo fueron intereses.

¿Cree usted que saldrá adelante esta vez?

Si, siempre hemos estado en el lado correcto de la historia. La razón es muy tozuda y el tiempo es el encargado de poner a cada cosa en sus sitio y lugar, y cada cual sabrá las pesadas mochilas que va a llevar a partir de ahora. 

 ¿Qué va a suponer esta ley? 

Es el cemento, los cimientos. Esto no va a terminar con todo, pero va a dar ciertas garantías jurídicas. ¿Que la ley que se está registrando ahora mismo no es la perfecta? Pues no, porque faltan ciertas cosas. Aspectos que, en el 2019, en la ponencia de la reforma de la Ley 3/2007 que redacté junto con la jueza Lola Galopar, ya estaban incluidas.

¿Cuáles?

Rescatar las franjas de los menores iguales a 2019, que se reformule ese texto para las tarjetas de residencia de las personas trans extranjeras y el reconocimiento de las personas no binarias que también estaba en el 2019. A mí no me molesta la existencia de nadie. Mala cosa es que alguien piense que el hecho de que alguien respire, sienta y viva, le borra, le cuestiona o le hace tambalearse. El problema lo tiene esa persona.

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