San Martiño 2021 | Julio Fernández: “Es una hija más, la he visto crecer”

Prácticamente a la par que la democracia en España nació la carrera San Martiño en Ourense, en el año 1977. Puede considerarse la novena hija de Julio Fernández, creador de la prueba, padre de otros ocho, solo dos de ellos varones. “En 1977 sacamos la carrera a la calle, pero en realidad ya empezamos cuatro años atrás”, puntualiza desde la tranquilidad de su casa de Santabaia, en el concello de Pereiro de Aguiar. “Puedo considerar a la San Martiño una hija más, al fin y al cabo la he visto crecer, he visto que cada día iba a más, algo que ha terminado enorgulleciéndome mucho. La verdad es que somos una familia muy implicada con el deporte, cinco de mis hijos son licenciados en Educación Física”, relata Fernández, abuelo asimismo de catorce nietos. ALGO MUY GRANDE “Por supuesto que cuando empezamos con la carrera la intención era que llegase a ser algo muy grande, un referente, al menos en Ourense. Pero sí es verdad que nunca pensé que iba a llegar a tanto, en el atletismo gallego la carrera San Martiño son palabras mayores. Y sobre todo me emociona constatar que ha cumplido ya más de cuarenta ediciones”, detalla Fernández, cercanas ya las Bodas de Oro, apenas seis más por completar. ¿Qué es la carrera San Martiño para Julio Fernández? “Yo diría que es una carrera en la que pueda participar todo el pueblo de Ourense, la muestra de que el ejercicio físico es necesario. A mí me emociona ver a tantas familias corriendo juntas la San Martiño, padres, madres, los niños, gente que ya considera la fecha de la carrera como algo importante en sus vidas. Otra cosa es que llegó la epidemia y muchas cosas cambiaron”, responde. Todo el pueblo, pero esta edición eso no va a ser posible, apenas dos mil atletas absolutos van a disputar la prueba. ¿Le duele? “Más que si me duele o no, lo más importante es que la llama de la San Martiño continúa encendida. Eso sí, considero que nunca debería perder el carácter popular, es una carrera que debe estar siempre abierta a todo el mundo”. EL RETO PERSONAL “Poder ver a grandes atletas en Ourense siempre es una buena noticia, para la gente a la que le gusta mucho el atletismo es algo positivo, pero sin olvidar que lo más importante de esta carrera es la participación popular, el reto personal consigo mismo”, insiste Fernández. Apenas doscientos corredores en la primera edición, que ya eran el doble en la segunda, miles en la cuarta. “Cuando empezamos apenas había instalaciones, se trataba de evidenciar que la gente las quería. Por eso los llevamos a la calle. La primera salimos de la Plaza Mayor al atardecer, fueron 215; la segunda también salió de ahí, 435 ya; la tercera partió frente a la Diputación y fueron ya más de ochocientos. Y así poco a poco fuimos subiendo hasta alcanzar los cerca de doce mil”, remarca. “Lo cierto es son muchas emociones, muchos años y muchas ediciones. Y sumando más debe seguir”, recalca. Muchas ediciones, pero ¿está entre los corredores Julio Fernández? “Julio Fernández entrena, prefiere la organización. No podía con todo , dos o tres meses antes de la carrera recuerdo que hacíamos ensayos nocturnos, charlábamos sobre el recorrido. Desde luego que el digamos primitivo era más duro, esas subidas hasta San Francisco, hasta la explanada de la estación de tren… Eran trece kilómetros. Después, con los años, ha quedado definitivamente en diez al estar homologado por la Federación española. Tampoco está mal así, lo verdaderamente importante es la esencia”. No la corre, pero ¿la sigue con pasión? “La sigo con mucha pasión, con una mirada llena de nostalgia. Me alegra profundamente que la carrera continúe viva, me quedo con que se va revitalizando con el paso de los años y de las ediciones. Este año volvemos a tener a los últimos campeones, tanto en la categoría masculina como la femenina. Quiere decir que la tienen en su agenda”. “Invitaría a todos los amantes de las carreras a que hagan su propio test de diez kilómetros, que se lo tomen como una especie de acicate”, remacha el creador de la carrera San Martiño.