Dolores Sousa, de 84 años, recuerda el Entroido que se hacía en sus tiempos mozos en su Sande (Cartelle) natal. "Na bandera levabamos colgada a cachucha, aínda que non tiveramos para comer", dice la mujer para que entendamos la importancia que el carnaval más enxebre tenía para los vecinos. La memoria de esta mujer y la de su marido, ya fallecido, ha sido clave en la recuperación de este Entroido que rinde su devoción al personaje de las vonitas y que, posteriormente ha ido añadiendo otros que permanecían en los recuerdos de los mayores del pueblo: el Oso, la Vaca y las abutardas. En 1994 empezó la recuperación de las Bonitas y no fue hasta 2009 cuando se acabó de completar el traje, con al incorporación del gorro. La de Dolores es una historia que se repite a lo largo de la geografía ourensana: las fotografías del Entroido antiguo están solo en la memoria de los más viejos, pocos documentos gráficos existen.
La pérdida de nuestros mayores deja todo el espacio a la imaginación: los entroidos se han recuperado mayormente en las décadas de los ochenta y los noventa. El limiano Federico Cocho es uno de los expertos en entroidos gallegos. Uno de sus libros, "O Carnaval en Galicia", sigue siendo una biblia en la comunidad autónoma para el resto de investigadores e interesados en recuperar estos rituales. "Hai algúns entroidos que son inventados hoxe en día. Unha cousa é recuperar os que si existiron e outra introducir invencións presuntamente con raíces. Hai moita invención ruralista e non é correcto presentar basado na memoria dun sitio o que é innovación", valora. Con todo, destaca la importancia del carnaval en las aldeas para "amarrar á mocidade dos sitios".
"Para Sande significa todo, significa recuperar a cultura", dice uno de los organizadores de este Entroido, Antonio Sousa, hijo de Dolores Sousa.
Con emoción viven también en Maceda. La parroquia de Carguizoi lleva cuatro años intentando recuperar la fiesta del fiadeiro. "Este sábado desbordamos todas as expectativas, veu xente do pobo e moitísima de fóra. O fiadeiro está totalmente recuperado", explica Mercedes López, artesana del Felo. ¿Y cómo se recuperó aquí? "Coas persoas de máis idade. As fotos que había nada, non eran recentes. Ademais o Entroido non se retrataba e o Felo non era ben visto. Agora estamos tentando recuperar os reinados, as antigas regueifas, pero iso vainos levar máis tempo...", cuenta.
A Mercedes Rodríguez Portela le contaba su padre que "cando se mataban os animais para facer festas quitábaselle a pel e a cabeza e por aí empezou o Entroido. Era un carneiro, que ao pasar ao galego é o Cabreiro. Cos osos e cos cornos era a careta que tiñan meu pai e os demáis. Que o neto vista o traxe, gústame. Que haxa actividades para os novos, senón os pobos morren!".
La Aociación de Mulleres Rurais Amencer de Mugares recuperó su Entroido hace 15 años y hace tres dos figuras del mismo, el Mazaruco y la Mazaruca. Eulalia, una de las veteranas, recuerda que "unha muller que xa morreu quixo recuperalo e puxémonos a facer os traxes como os acordabamos de pequenas. Ogallá non se perda a tradición".
El Zarramoncalleiro de Cualedro volvió a la calle en 2003 gracias a los recuerdos de los abuelos de las impulsoras.
Sin salir de la ciudad, la Pita de As Eiroás tiene máscara (carauta) recuperada desde 2001. El sinfín de Entroidos se dispersa por la provincia en diferentes figuras y máscaras, pero coinciden en el origen: la memoria de los más mayores. Muchos ya ni están.
