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Ana Méndez Gil, de Campante Morgadío: "Haremos incursiones en otras zonas vinícolas de España"

photo_camera Ana Méndez Gil.

Ana Méndez Gil está en la línea estratégica del grupo Campante Morgadío, una empresa vinícola con intereses en O Ribeiro y Rías Baixas que ya exporta un 25% de su producción.

¿Cuáles son los pros y los contras de la empresa familiar?

Los pros es tener la suerte de tener ya algo creado. Es muy difícil emprender y nacer profesionalmente. Cuando lo haces en algo que ya tiene una trayectoria es una ventaja, sobre todo en estos tiempos que corren. A su vez, tiene muchos contras. Yo soy de la tercera generación y se ha seguido una trayectoria y en tus manos está continuar con esa trayectoria, que no se vaya todo al traste. Por eso es muy complicado, sobre todo si tienes una empresa que siempre ha funcionado bien. Darle continuidad en varias generaciones es muy complicado. Estoy en la tercera generación y es la generación crítica. Y es crítica además la situación para el sector del vino y para el empresariado en general.

¿Por qué es un momento crítico?

Porque son momentos de muchísimo cambio y en el que o nos adecuamos al tiempo que estamos viviendo o sino lo vamos a pasar mal. De hecho, nosotros hemos tenido que hacer una reestructuración muy importante porque el mundo del vino ha cambiado radicalmente en los últimos años y ha sido un cambio muy rápido y no ha habido mucho tiempo de adaptarse. En el sector hemos pasado de un consumo de vino espectacular en el que se bebía todo a tener que seleccionar muy bien tus producciones. Tienes que ir a producciones más pequeñas, vinos muy elaborados, muy cuidados. La gente cuando sale y consume un vino, consume menos, pero quiere beber algo bueno y quiere saber lo que está bebiendo.

¿Qué ha tenido que hacer la bodega para no perder la posición en el mercado?

Cambiar la mentalidad y dedicarnos al futuro que tienen los vinos en Galicia y que yo creo que es calidad, calidad y calidad. Nunca podremos competir con grandes bodegas pero tenemos algo que no tienen los demás, que son las variedades autóctonas o un clima y un suelo que no tienen los demás. Para nosotros en los últimos años ha resultado fundamental el estudio del campo, el estudio de los vinos desde la viña, que es fundamental. Estamos tratando de recuperar portainjertos muy antiguos, estudios edafológicos, que son imprescindibles. Yo creo que por ahí va el futuro.

Cuando va con su vino abriendo mercados en la exportación, ¿el Ribeiro suena a chino o es cierto que la tradición y la historia ayudan?

Desgraciadamente, el Ribeiro sigue sonando a chino. Así como Rías Baixas suena más, Ribeiro sigue sonando poco, aunque sí es cierto que cada vez va sonando un poco en países latinoamericanos aunque en Europa está un poco más complicado porque siguen teniendo Rías Baixas como vino gallego de referencia. Tenemos que darnos cuenta que el mercado se orienta más a vinos y variedades y tenemos que olvidarnos un poco de esa mentalidad española de las denominaciones de origen porque fuera no lo entienden. Fuera entienden variedades, zonas, pero no esta política de denominaciones de origen.

¿Y entienden que en una comarca relativamente pequeña haya tantas marcas?

Tampoco lo entienden mucho. Cuando le dices que en Ourense hay cuatro denominaciones de origen no lo entienden. Empiezan a saber qué es un vino de treixadura, godello, albariño, torrontés, pero no les cuentes mucho de denominaciones de origen porque no lo entienden. Sí entienden que esto es Galicia, por eso debemos ir bajo el paraguas de vino de Galicia porque eso sí lo entienden.

¿Está llegando gente joven al mundo del vino en Ourense?

Afortunadamente, sí. Es imprescindible porque nuestra población cada vez es más mayor y tenemos mucha suerte porque hay terceras generaciones que muy poco a poco vamos cogiendo las riendas de las bodegas y eso da continuidad. Donde hay esa continuidad se nota mucho el cambio.

Pero la gente no quiere venir a la tierra. ¿O sí?

Es complicado. Yo estoy aquí porque ya tenía la bodega y me quedé. Estudié fuera y volví, pero si no tienes un negocio propio es muy complicado. Hay que hacer ver a las instituciones, a la Universidad, que esto es complicado porque yo me pongo en la situación de no tener la empresa que tengo y me sería difícil quedarme aquí.

Es difícil ver a gente de su generación trabajando una viña

Sí. El campo es muy complicado y de hecho ahora mismo nos cuesta más encontrar gene especializada en fincas, viñedo, gente que sepa lo que se está haciendo a encontrar gente que trabaje en la bodega o en temas administrativos. Es muy difícil encontrar gente de campo, especialista.

¿Es una moda dedicarse al vino?

Lo de tener una bodega estuvo más de moda hará unos diez años que ahora. Ahora lo que está de moda es saber de vinos, pero meterse en una bodega estuvo de moda, más que ahora. Este es un mundo muy bonito, pero el problema es que después hay que vender el vino. Elaborarlo puede ser espectacular, pero hay que vender las botellas, por eso creo que la gente se da cuenta que este es un mundo cada vez más especializado. Este es un negocio duro, con mucha competencia.

El consumo del vino ha caído en los últimos años. ¿De quién es la culpa?

Tenemos todos la culpa,  desde las bodegas que no hemos sabido darle al vino la importancia que tenía en un momento en el que las ventas eran buenas hasta otros factores como los controles de alcoholemia, que ha mezclado uso con abuso. Se ha metido al vino en un grupo de bebidas que no le corresponde. No es un combinado y no debieran confundirse los extremos porque estoy convencida que la mayoría de los controles de alcoholemia persiguen bebidas de alta graduación y no por un consumo excesivo de vino. Creo, en definitiva, que influyen muchos factores.

En este escenario, ¿qué será el grupo Campante Morgadío en unos años?

Espero que al cabo de cinco años será un grupo de dos bodegas que funcionarán como una sola. Será la culminación de un proyecto empezado hace tres años en el que la calidad y el enseñarle al mundo lo que son los vinos gallegos va a ser real. Tenemos en proyecto hacer incursiones en otras zonas vinícolas españolas, no queremos quedarnos solo aquí. No compraremos bodegas pero sí haremos proyectos nuestros con variedades de otras zonas, sobre todo en tintos, que nos interesan mucho.

O sea, lanzar una línea de tintos en alianza con otras bodegas. ¿Para cuando?

Nuestra intención es que en dos años podamos empezar alguna alianza con alguna bodega de tinto importante. No hemos firmado ningún acuerdo, pero está en nuestra mente, porque llevamos tiempo haciendo prospección de mercado. Nos hemos fijado en La Rioja, Cataluña y otras zonas más desconocidas, aunque quizá nos vinculemos más a la zona de La Rioja.

En su condición de vicepresidenta de Jóvenes Empresarios, ¿realmente casa bien en Ourense el binomio empresario y joven?

Sí, y cada vez más. Desde que estoy en la asociación veo que la juventud en Ourense se mueve mucho y es una gozada y no creo que sea una burbuja que pueda desinflarse. No lo es porque no se está produciendo a lo grande. Hay cosas pequeñas que cada día van saliendo, pequeños proyectos, y estoy encantada. Pero también estoy gratamente sorprendida por ver que salgan proyectos ourensanos al mercado liderados por jóvenes.
 

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