Inés Moreno: "Uno de cada tres casos de alzhéimer se podría evitar con hábitos saludables"
Inés Moreno es bióloga e investigadora, y en el próximo Foro La Región hablará sobre los avances de la ciencia contra el alzhéimer
Inés Moreno lleva años estudiando el alzhéimer. En su extensa trayectoria ha pasado por el departamento de Biología Celular de la Universidad de Málaga, el departamento de Neurología de la University of Texas Health Science Center en Houston o la Universidad Bernardo O’Higgins de Chile. De 2010 a 2013, fue investigadora posdoctoral en el departamento de Neurología de la Universidad de Texas y de 2013 a 2019 ejerció como profesora allí. Moreno será la encargada de inaugurar la temporada 2023/2024 del Foro La Región con una conferencia sobre la enfermedad a la que ha dedicado su vida.
Los titulares sobre posibles nuevos tratamientos contra el alzhéimer son recurrentes,pero nunca parecen llegar a buen puerto. ¿En qué punto de la investigación estamos?
Yo trabajo en estudios preclínicos, esto es, antes de probarlo en personas. En animales, el alzhéimer se ha curado mil veces, pero el problema está cuando llegamos a los humanos. En los estudios clínicos, el 99% de esos tratamientos no funcionan.
El problema está entonces en ese paso de animales a humanos.
Sí. Por un lado, como trabajamos casi siempre con ratones, la biología cambia, por razones obvias. Entonces, aunque funcione en un ratón, además modificado genéticamente, cuando se llevan a las personas, la aplicación no es tan extrapolable. Además, cada una de las personas tiene su situación, otras enfermedades… Nosotros trabajamos con ratones que, como mucho, viven dos años; las personas vivimos más de 80. Estamos probando una enfermedad que en humanos se desarrolla durante 20 o 30 años en un animal que vive dos. Uno de los principales problemas son estos modelos, que son una limitación.
¿Sería posible experimentar en otros animales para poder avanzar? Es cierto que habría que tener en cuenta cuestiones éticas.
Uno de los campos de investigación del alzhéimer consiste en generar modelos nuevos y que sean más parecidos al humano. Hay algunos estudios en primates, pero claro, ahí entran esas cuestiones éticas. Además, estos estudios se demoran mucho más, ya que su esperanza de vida es de 20 o 30 años. Y volviendo al inicio, ahora mismo estamos en una época en la que estamos avanzando en las terapias contra el alzhéimer. Hemos estado décadas sin lograr terapias que frenaran la enfermedad, y en los últimos cinco años tenemos tres terapias que parece que logran a ralentizar el desarrollo y mejoran sustancialmente la calidad de vida de los pacientes.
Mientras no exista una cura, entiendo que los esfuerzos van a mejorar esa calidad de vida, ¿no?
Sí. Estas últimas terapias no abordan solo los síntomas, sino que son capaces de ralentizar el avance. Esto es algo nuevo. Hay muchas esperanzas puestas en ella.
¿Cree que llegará a haber una cura?
Creo que sí, sino, el trabajo del día a día sería muy difícil. Estos avances motivan. Puede que no lleguen a aquellos que ya tienen la enfermedad, pero puede que llegue para dentro de 10 o 15 años. Hay que tener en cuenta que se tarda mucho en desarrollar un medicamento hasta que llega a las personas. Estas terapias tardan 10 o 15 años en llegar al paciente.
Ahí también entran factores externos como, por ejemplo, la rentabilidad.
En efecto, ahí depende mucho de las farmacéuticas. Que lo quieran comercializar, el precio… De estas tres terapias que he mencionado, la primera de ellas casi no se usa porque es carísima. Creo que cada vez que se administraba tenía un coste de 6.000 euros. No es algo accesible. Los seguros privados no quieren pagarlo y para la Seguridad Social sería una locura, por eso se están buscando más tratamientos.
¿Los científicos tienen en cuenta la rentabilidad de algo a la hora de investigar?
Creo que los que hacemos investigación no pensamos en el precio. Si ya tenemos pocas opciones y las descartamos porque son caras… Nosotros no pensamos en el coste, eso es algo secundario y de las farmacéuticas. No podemos descartar algo por ser caro. Con que exista un tratamiento ya encontraremos la forma de solucionar ese problema
El alzhéimer es una enfermedad a largo plazo y entran en juego muchos factores, como el envejecimiento. Pese a haber cierta predisposición innata, ¿se puede prevenir?
Sí. Aproximadamente el 95% de los casos son los que denominamos esporádicos, esto es, que no sabemos bien cual es la causa. Es cierto que hay algunos de tipo genético, pero no son los más comunes. Hay ciertos factores de riesgo que te pueden hacer más propenso a desarrollar la enfermedad como el envejecimiento, pero hay otros mucho más modificables y que tienen que ver con el estilo de vida: una dieta poco saludable, el sedentarismo, fumar, aislamiento social, un bajo nivel de estudios… Todas estas son cosas modificables, y se piensa que uno de cada tres casos de alzheimer de tipo esporádico se podría evitar con estas recomendaciones.
En parte, está en nuestras manos.
Sí. Poniendo otro ejemplo: el cáncer de pulmón. Si uno fuma, es casi seguro que va a tener cáncer de pulmón, pero también hay gente que fuma y no lo desarrolla. Y hay gente que lo tiene y nunca ha fumado. Fumar es un factor de riesgo muy alto, pero no es una ciencia exacta. Pues con el alzheimer pasa igual. Envejecer no lo podemos modificar, pero si nuestra dieta, un buen descanso, tener actividad física y mental, buena salud social y mental, estar sano respecto de otras enfermedades…
¿Estas recomendaciones siguen siendo válidas una vez se ha desarrollado la enfermedad?
Sí. Muchos estudios han demostrado que funciona y su calidad de vida mejora. No se frena la enfermedad, pero avanza más lenta. No se va a curar, pero sí mejora mucho.
El alzhéimer se empieza a desarrollar mucho antes de que aparezcan los primeros síntomas. ¿Cómo podría conseguirse un diagnóstico precoz antes de que empiecen estas señales de alarma?
Una parte importante de que los tratamientos no funcionen es que se interviene al paciente un poco tarde. Si pudiésemos administrar el tratamiento antes, quizá sería más efectivo. Lo importante es hacer un diagnóstico temprano. Ahora se diagnostica un poco antes que hace unos años. Es cierto que cuando la enfermedad ya es sintomática es posible que todo el daño cerebral se hayan estado desarrollando durante 20 o 30 años. Cuanto antes encontremos que algo está sucediendo en el cerebro antes podremos intervenir. A nivel de diagnóstico, hasta hace poco solo teníamos los test psicológicos, hoy tenemos escáner de cerebro a nivel molecular. Lo último que se está intentando hacer son pruebas de sangre. ¿Cuál es su ventaja? Que si funciona bien y es económica, uno puede analizar una gran cantidad de población antes de que tenga síntomas. La idea es que uno vaya a hacerse una revisión e, igual que te miran el colesterol, que te miren un indicador específico de alzhéimer a partir de los 40 años. Parece estamos cerca de encontrar estas pruebas.
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