Jácome admite que gestiona dinero negro y se jacta de saber blanquearlo

Alguien de su entorno le cuestiona la futura gestión de ingresos en B porque entiende que  “es una cantidad grande” y tendrá dificultades para justificarlo en campaña, pero el alcalde  lo tranquiliza diciéndole que lo disfrazará como donaciones ciudadanas

Una de las señas de identidad del alcalde de Ourense es su errática gestión del personal de confianza. Y esto es medible, no opinable (que diría él). Su supervivencia política está abonada de cadáveres aliados, víctimas de su capacidad para usar y tirar a personas que se asomaron a él por ingenuidad o interés. En su desconfiada relación con sus asesores (o enchufados si se prefiere) llegó a realizar hasta diez cambios en un mes. Los muertos de su gestión son hoy legión, armados de audios inflamables.

Igual de singular en Gonzalo Pérez Jácome es su viciosa relación con el teléfono móvil. Se ha revelado incapaz de seguir una conversación, un pleno o una décima de segundo sin desviar la atención hacia su teléfono de forma compulsiva. Lo que nunca calculó es que sus colaboradores también manejaban teléfonos inteligentes, y cuando se intuían finiquitados, acudían a las reuniones con el jefe con sus terminales en “modo rec”, como quien suscribe un seguro de vida o prepara la venganza. Esta falta de previsión, imperdonable en el alcalde de las “ideas eureka” sacó a la luz sus oscuras negociaciones para que su examigo Miguel Caride renunciase al acta de concejal o la infructuosa oferta a María Dibuja para que hiciese lo mismo.

Las nuevas tecnologías vuelven a jugarle una mala pasada a Jácome, que ha sido sorprendido alardeando de su capacidad de sacar dinero a las empresas para reunir dinero en B, tal y como refleja un audio facilitado a La Región por su entorno de presunta confianza. En él, el propio alcalde, en conversación con alguien -al que este diario no ha podido identificar con absoluta fidelidad- da nombres de personas y empresas a las que se plantea pedir dinero, en A o en B para financiar una campaña en la que Jácome sabe que se lo juega a todo o nada, dadas las declaraciones de los actuales cabezas de lista de PSOE y PP, ambos coincidentes en que jamás reeditarían un pacto que ha llevado a la Alcaldía de la tercera ciudad de Galicia a un grupo de cuatro concejales frente a 23 de la oposición. Lo medible no es opinable, volvería a decir Jácome.

El viaje a Madrid en búsqueda de financiación

La conversación comienza con una pregunta de escaso interés que alguien hace a Jácome: “¿Entonces mañana te vas a Madrid?”. Nada extraño, a priori. Pero lo que comienza como una mera verificación de agenda, acaba revelándose como el desarrollo de una campaña recaudatoria para Jácome y su partido. 

Lo más sustancioso del diálogo, como ocurre en las buenas historias de suspense, llega al final, cuando el interlocutor pregunta al alcalde: “... Y digo yo, ¿cómo vas a hacer? Porque, joder... ¡Tanto dinero en B! ¿Cómo lo vas a blanquear para poder gastarlo en la campaña?”

La contundente respuesta de Jácome no parece tranquilizar al interlocutor, pero el alcalde se muestra muy seguro de su capacidad para “lavar pasta”. ¿Cómo?: “Pues, con donaciones de la gente. Se lo doy...”. 

 “Pero es mucho dinero...”, insiste el interlocutor, a lo que Jácome responde:  “Nooo, me hacen donaciones… A nivel fiscal controlo yo, no soy tan chapuzas”.

Este es el final de la conversación, al menos el final del audio entregado a este diario por alguien del entorno de presunta confianza del alcalde. Pero antes de llegar ahí, Jácome y su interlocutor planifican peticiones dinerarias, citando nombres de personas y empresas. 

De hecho, uno de los propósitos del viaje a Madrid, admite el alcalde, es “hablar con el Collarte. Decirle, a ver, ¿hay 30.000 o no hay 30.000? ¿qué cojones pasa?”. La reacción del interlocutor es, primero, una carcajada entre dientes.

Según ha podido saber este periódico, “el Collarte” aludido podría corresponderse con un ourensano que vive en Madrid, trabaja para un gran empresa constructora que ha realizado obras con repercusión en Ourense y que estaría muy interesada también en concesiones como las del agua, la basura y el alumbrado público de  la ciudad, y además visita con cierta frecuencia el aludido.

Es en este contexto recaudatorio cuando el interlocutor pregunta a Jácome: “Y de los de Urbaser, ¿sabes algo?” Y ante la respuesta negativa, abunda en el tema: “¿Llamo al de Urbaser? Le digo si quiere venir por aquí”. Se ve que el interlocutor está preocupado por la falta de noticias de la anterior concesionaria del servicio de basura (muy interesada, según fuentes del Concello, en concurrir al mismo concurso de un servicio hoy prorrogado  en precario). Las mismas fuentes aseguran que el propio Jácome ha mantenido reuniones con representantes de esta firma para abordar el asunto.

“Home, el tío (alguien de Urbaser se deduce) se ve que está ahuecando”, reflexiona el interlocutor. “¿Quién, el jefe?”, le inquiere Jácome, que obtiene como respuesta: “Sí, sí. No está nada interesado, vamos, de tanto ‘ter estado aí...”.

El alcalde le da la razón y pasa de las palabras a la acción: “Pues voy a llamar al otro”. E inmediatamente marca un número de teléfono. Se oyen los pitidos de llamada y alguien responde con familiaridad: “¡Hola, Zalo!” y GonZalo replica: “Qué, ¿cuando vienes por aquí”. La cita se cierra para ese mismo día y el alcalde comenta con su interlocutor el planteamiento a realizar: “Mira, estamos haciendo para la campaña, la ley te permite financiar un máximo de 50.000, nosotros con esta cantidad nos llega… Oficial o B ¿no?”. 

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