ECONOMÍA

El automóvil sale de punto muerto

Exposición de vehículos a la venta en un salón celebrado en Expourense en octubre del 2019 (MIGUEL ÁNGEL).
photo_camera Exposición de vehículos a la venta en un salón celebrado en Expourense en octubre del 2019 (MIGUEL ÁNGEL).
El sector del automóvil sale del garaje, aunque a escasa velocidad. Los concesionarios se preparan para abrir mañana y la industria auxiliar instalada en la provincia se mueve pero muy lenta. Al menos ya no está en punto muerto.

El automóvil es un sector estratégico en España. Según el Instituto de Comercio Exterior (ICEX) España es el segundo mayor fabricante de automóviles de Europa y el octavo a nivel mundial, el primer fabricante europeo de vehículos comerciales. Hay 17 plantas de fabricación instaladas en territorio español. Un millar de empresas fabricantes de componentes y equipos integran la cadena de suministro a la industria. El 82% de los vehículos fabricados en España se exportan a más de 100 países. 

El Sector de la automoción en España representa el 10% del PIB (incluyendo distribución y actividades anexas) y el 19% del total de las exportaciones españolas. La industria genera una media de 300.000 empleos directos y dos millones de puestos de trabajo en total están ligados al sector, según la misma fuente.

En Galicia, según el Cluster de la Automoción, hay 130 empresas activas trabajando para las diferentes marcas de coches, con más de 22.000 trabajadores directos, 8.600 millones de euros de facturación  media y unos 270 millones de inversiones.

En Ourense hay al menos diez industrias que elaboran componentes para los grandes fabricantes y más de una veintena de marcas representadas para la comercialización. Entre ambas ramas, suman más de 3.000 empleos directos. 

Pero ese escenario poco tiene que ver ya con la situación actual debido a la crisis del coronavirus. La actividad está paralizada y los empleados, afectados por Expedientes de Suspensión Temporal de Empleo (ERTE).

AL MENOS EXPECTANTES

Mañana abren las puertas de los concesionarios después de pasar en blanco los dos últimos meses. Las ventas cayeron un 97,4% en abril y el acumulado desde enero arroja un descenso del 46%. El escenario no puede ser peor, pero nada hay que perder. Las distribuidoras de automóviles han analizado al detalle los protocolos de seguridad para clientes y trabajadores. Se requiere cita previa para ser atendido, pero al menos se espera poder hacer alguna operación para este mes, aunque las ventas a final de año pueden caer un 30%. Sin embargo, la incógnita está en saber cómo se va a comportar el mercado, si el consumo se reactiva.

LA INDUSTRIA ENCIENDE

En las últimas jornadas han venido trabajando algunas auxiliares de la automoción de la provincia de forma muy puntual, con una cadencia inapreciable. La mayoría de las compañías trabajan para la planta de PSA Peugeot Citroen en Vigo, pero el constructor francés aún no ha empezado. Por lo tanto será en ese momento cuando las líneas de trabajo ourensanas empiecen a producir piezas a mayor velocidad.

ALGUNA VIDA DESPUÉS DE PSA

Pero la automoción ourensana trabaja también para otras marcas, entre ellas las del grupo Volkswagen, Nissan, Ford o las plantas de Renault en Valladolid y Palencia. La compañía del distintivo del rombo ha demandado ya piezas, lo que empuja a sus proveedores a comenzar a fabricar. Uno de ellos es Faurecia, que tiene una planta en San Cibrao das Viñas en la que trabajan más de 300 personas, pero solo unas 60 se incorporan mañana para hacer el salpicadero del Renault Megane, uno de los pedidos que se recuperan. Pero no hay que olvidar que esta crisis tiene un origen sanitario y los protocolos de seguridad se han extremado para evitar riesgos de contagio.

La entrada de los trabajadores será escalonada y el turno de mañana se subdivide entre las 05:30 y las 13:30; entre las 06:00 y las 14:00 y entre las 06:30 y las 14:30. Como en otras fábricas, se tomará la temperatura al entrar, se entregarán dos mascarillas, gafas, pantalla facial y se limitará el uso y aforo de las zonas comunes. 

UN PILAR IMPORTANTE

La industria de la automoción es uno de los pilares del sector manufacturero ourensano. Según los datos de la Seguridad Social, el pasado mes de abril se contabilizaban 11.735 afiliados al régimen general en la industria, la segunda actividad sociolaboral más importante de la provincia, detrás del comercio minorista, que mantiene en activo a 11.752 empleos directos.  En torno a un 17% de los afiliados a la Seguridad Social del sector industrial trabajan en las auxiliares de automoción. 

MUCHAS PIEZAS

La actividad de las empresas productoras de componentes es múltiple, hasta tal punto que la mayor parte de modelos llevan piezas producidas en Ourense. El catálogo de las empresas asentadas en la provincia es muy amplio y pueden firmar techos, parasoles, cubremaleteros, refuerzos de puertas, compartimentos del motor, revestimientos de suelo, cigüeñales, ejes delanteros, palieres, elementos de suspensión, mangas y mangones, tableros de abordo, guarniciones, paneles de puerta o  ebanisterías. Y un largo etcétera. 

EL FUTURO

De todas formas, en las empresas del sector en Ourense se reconoce que el panorama es muy sombrío. La paralización de actividades y un consumo que se bate en retirada son enemigos a tener muy en cuenta. En Ourense también se espera la capacidad de reacción que pueda tener todo el sector en su conjunto, En ese sentido la patronal acaba de plantear al Gobierno la necesidad de un plan para impulsar la reactivación de un sector que representa el 10% del PIB y el 9% de la población activa "y que se ha visto fuertemente afectado por la pandemia del coronavirus", explicaban las asociaciones de fabricantes de vehículos y componentes, (Anfac  y Sernauto) y las de distribución y comercialización de vehículos, (Faconauto y Gavam). El grueso de su cadena de valor se ha visto paralizado desde el inicio del estado de alarma y sólo han recuperado levemente su actividad algunas fábricas, pero no la comercialización ni los talleres más allá de los servicios de emergencia.

Ese escenario puede cambiar a partir de mañana, cuando se empiece a testar la capacidad de recuperación de una actividad económica que, sobre todo, depende de la reactivación del consumo. La compra de un coche es uno de sus termómetros. 

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