Transporte

El AVE no es suficiente para frenar la despoblación de la España vaciada

Pasajeros esperando al AVE en la estación de Zamora, donde llegó en 2015 (JOSÉ PAZ).
photo_camera Pasajeros esperando al AVE en la estación de Zamora, donde llegó en 2015 (JOSÉ PAZ).
La llegada de la alta velocidad solo surtió efecto en las primeras provincias en que aterrizó, donde fue un factor diferencial

La llegada del tren de alta velocidad a las provincias españolas de interior semejantes a Ourense ha conseguido mejorar las cifras de turismo pero no sirve de contención a la despoblación. Las últimas ciudades y provincias que han recibido al AVE no cesan en su progresiva pérdida de habitantes, lo cual deja una advertencia clara a Ourense, siguiente provincia en recibir el tren de altas prestaciones: sin un plan para aprovecharlo, por sí solo no revertirá las tendencias negativas. 

El perfil de las provincias que reciben el AVE parece mostrar un patrón común. Una subida en términos de población en los primeros años, pero una vuelta a la situación anterior con el paso de los años. Así se muestra del análisis realizado por este periódico sobre la evolución demográfica de una docena de ciudades y provincias análogas a Ourense que han recibido la alta velocidad en los últimos años. 

Últimas en llegar

León, Palencia y Zamora son tres de las últimas, dos de ellas limítrofes con Ourense. Pese a la mejora en los datos turísticos, que también se ha dado con la superación de la anterior crisis en otras provincias, el problema demográfico sigue sin desatascarse y amenaza con ir a peor. Palencia recibió en 2015 el primer AVE y desde entonces la provincia ha perdido 5.000 habitantes más, siguiendo una incercia ya negativa desde principios de siglo. De los 164.868 vecinos que tenía hace cinco años a los 159.846 que tienen en 2020. 

Semejante es la situación que vive León, que dio la bienvenida a la alta velocidad también en 2015 y que desde aquel momento ha visto perder 18.000 habitantes, desde algo más de 477.000 a 459.141. Misma inercia que la vecina Zamora, parada intermedia de la línea de AVE Madrid-Galicia y que desde su apertura no solo no ha taponado el agujero demográfico sino que ha visto cómo se profundizaba, con casi 13.000 vecinos menos. 

Esas tres provincias, de interior y con un fuerte peso rural semejante a Ourense muestran el camino que podría seguir el AVE al llegar a Galicia y sus efectos sobre las dinámicas de población. La alta velocidad no ha tenido efectos directos en las provincias en las que se desembarca, pero tampoco sobre las capitales en las que se asientan las estaciones. Las capitales zamorana, leonesa y palentina han perdido habitantes desde la llegada del AVE, incapaces de sacarle todavía partido en términos cuantitativos.

Las anteriores, tampoco

Echando la vista un poco más atrás, las ciudades que recibieron el AVE años antes tampoco han rentabilizado en términos poblacionales su mayor accesibilidad a nivel nacional. Es el caso de Albacete, donde la alta velocidad se instaló ya en 2010. Ha pasado una década y la ciudad manchega ha visto menguar su padrón d en 10.000 personas. Lo mismo que su vecina Cuenca, cuyo censo desde el aterrizaje del AVE en 2019 adelgazó en casi 17.000. 

Dos claros ejemplos estos, ya reposados con el paso de los años, que muestran que, por sí sola, el tren rápido no cambiar las tendencias demográficas negativas. Todo ello, cabe decir en un ciclo alcista de población a nivel español que, sin embargo, sigue concentrándose en la costa y en las grandes capitales. 

Todavía antes llegó la alta velocidad a Segovia, una urbe cercana a Madrid que tampoco ha conseguido mejorar en términos poblacionales. Desde 2007 hasta ahora ha perdido más de 7.000 vecinos.

El análisis de los datos muestra dos casos "positivos" de la llegada del AVE. Por un lado, el de aquellas provincias donde antes llegó y en las que, por tanto, se pudieron aprovechar de ese "factor diferencial" de los que carece el resto. 

Casos positivos

Son Ciudad Real, que estrenó el primer AVE en 1992 (dirección Sevilla) y que desde entonces engrosó su padrón en 18.000 vecinos –eso sí, con una tendencia claramente descendente desde el año 2010–, Córdoba (1992) , que ganó más de 30.000 o  Lleida, que captó 60.000 nuevos residentes desde 2003, pero que también sigue una inercia de caída en el último lustro. El otro caso positivo se ha visto en los recién llegados a la alta velocidad , Castellón (2018) y Granada (2019), que han conseguido un efecto positivo de la puesta en marcha aunque todavía sin mucho margen para sacar conclusiones relevantes. Centrando los análisis en las capitales de cada una de las provincias, ninguna ha conseguido remontar el vuelo de forma clara, aunque algunas han conseguido elevar ligeramente la cifra de residentes desde la llegada del AVE, como es el caso de Huesca o Albacete.

Otros ejemplos

Otro de los ejemplos los encontramos en los nudos ferroviarios del AVE, como Calatayud (Zaragoza), villa de alta velocidad desde 2003 sin cambio alguno en sus cifras de población o Puertollano, parada AVE desde 1992 y que desde entonces ha perdido población.

El futuro sigue sin sonar optimista. Las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística prevén un crecimiento de la población española de cara a 2035, pero auguran peor futuro donde el AVE acaba de aterrizar. Zamora (-17%), León (-13%) y Palencia (-11,9%) serán las que más población perderán de España. 

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