El cambio climático obliga a adaptar la ciudad: más sombra y zonas verdes

Las elevadas temperaturas que asolan la ciudad -con el de ayer, son ya cinco días consecutivos por encima de los 40 grados- ponen sobre la mesa la necesidad de adaptar el espacio público para combatir el calor. Sobre todo, cuando las previsiones apuntan a que este tipo de episodios extremos han llegado para quedarse a medio largo plazo. “Las olas de calor serán cada vez más frecuentes, intensas y largas debido al cambio climático”, asegura el delegado en Galicia de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Francisco Infante. En esta línea, la urbe ourensana debe sufrir cambios de calado: una mejor planificación ambiental, más zonas verdes y arboladas, más sombra y otro tipo de asfalto, que no guarde el calor, son algunas de las urgentes modificaciones. “Aún estamos a tiempo de adaptarnos al calentamiento global y de reducirlo”, recalca Infante. Los árboles reducen el calor En la lucha contra el calor extremo no es tan importante incrementar el número de árboles de la ciudad (como señalaba el alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, esta semana), como la elección de qué tipo de especies se colocan y en qué lugares. “Es importante que los árboles estén adaptados al clima de la zona, para que crezcan y generen arbolado”, apunta Manuel Franco Tejero, doctor e investigador de la Universidad de Alcalá y experto en Salud Urbana. La temperatura, entre árboles, puede caer hasta 10 grados. “Aunque haga 30 grados en la ciudad, si tienes una zona arbolada frondosa puedes pasear a 20 grados. Es la diferencia entre poder dar un paseo y no salir de tu casa”, señala. Xosé Santos, integrante de la asociación Amigas das Árbores, recuerda la importancia de cuidar el patrimonio arbóreo ya existente. “Nestes anos temos perdido moitas especies: carballos, bidueiros, cedros… por non saber coidalos. Non podemos seguir perdendo árbores”, apunta. Más sombra y otros asfaltos La mayoría de las calles de la ciudad, como el Paseo, Progreso, la avenida de la Habana, la avenida de Portugal o la avenida de Santiago, no cuentan con apenas sombra, lo que supone un riesgo para la salud en días como los de esta semana. “El asfalto, y otros materiales que se suelen emplear, cogen calor, lo guardan y lo mantienen”, explica Franco Tejero, que resalta que la colocación de jardineras no es una opción viable contra el calor. “Además, si están situadas en una zona de temperaturas elevadas, gastas mucha agua en mantenerlas verdes”, añade. Por ello, además de incluir árboles frondosos, es necesario cambiar los materiales. Numerosas ciudades a nivel internacional utilizan ya el llamado “asfalto frío”, que reduce hasta dos grados la temperatura ambiente. Las posibilidades del río El tramo del río Miño a su paso por la ciudad es una gran oportunidad para mejorar. “En Ourense es posible mejorar los paseos fluviales y renaturalizarlos. Es decir, dejar que la propia naturaleza haga su trabajo: no solo en cuanto a refrescar la ciudad, sino también en enriquecer el ecosistema animal y vegetal”, comenta el experto en Salud Urbana. Planificación y colaboración Franco Tejero incide en la importancia de contar con una planificación ambiental de la ciudad, lo que permite proyectar el tipo de urbe deseada e ir cumpliendo objetivos a corto medio plazo. “Es necesario que los políticos y los urbanistas se preocupen por la salud y el bienestar de los ciudadanos, algo que ahora mismo falta en muchos sitios”, asegura. Xosé Santos también recalca la importancia de escuchar la opinión de los diversos actores sociales, tales como investigadores, expertos ambientales y vecinos. “As políticas de Medio Ambiente nesta cidade estanse facendo sen pensar, sen planificar. A normativa europea sinala dende hai anos a obriga de crear consellos de Medio Ambiente para idear cambios nas cidades, é algo que xa se está facendo en moitas cidades veciñas. Aquí estase incumprindo”, apunta.