Entrevistas encadenadas

Christian Vafe: “Me hace mucha gracia cómo un juego de niños llega hoy a tanta gente”

El ilustrador ourensano Christian Vafe, junto a una de sus piezas.
photo_camera El ilustrador ourensano Christian Vafe, junto a una de sus piezas.

El ilustrador ourensano nos sumerge en un universo animal y botánico muy personal, pintado en acuarela

Bajo el runrun de la actualidad cotidiana, vibra la escena gráfica ourensana. Para explorar la obra e inquietudes de sus tatuadores, diseñadores o dibujantes de cómic, comenzamos a ciegas una serie de entrevistas encadenadas: cada protagonista escogerá al siguiente. La primera fue la tatuadora Tania Medina, y ella nos dirigió a Christian Vafe

En el universo de este joven ilustrador de O Couto conviven en armonía la rana protectora, los alegres herrerillos y la garza regia. Un nosequé telúrico y reconfortante emana de las pinturas de este enamorado de la naturaleza. “En el monte solía ser feliz, pero me sacaron de él; ahora vivo en el papel de acuarela”, reza su perfil en Instagram, prologando una obra hechizada por los paisajes gallegos.

¿Cómo empezó tu fascinación por la naturaleza?

Viene desde que era un niño: entonces prácticamente vivía con mis abuelos, en la finca del pueblo. Siempre estuve muy relacionado con los animales y las plantas, y desde muy pequeño los dibujaba. Solía mirar muchos libros de naturaleza, con sus ilustraciones científicas… y así, casi sin darme, cuenta, fui adoptando ese estilo, aunque aportándole un toque más orgánico.

Un estilo, por otro lado, muy reconocible, con esos colores térreos y serenos.

Sí, pero no ha sido algo meditado, ha ido formándose poco a poco alrededor de lo que noto que me gusta y lo que no. La paleta, por ejemplo: apenas uso el azul porque me molesta, mientras que el verde que utilizo -que no es puro- surge de ir mezclando de cualquier manera cuando pinto. Tampoco le doy mucha importancia al hecho de tener un estilo muy marcado: hoy es este, mañana… ¿quién sabe?

De hecho, tu manera de pintar ya ha ido cambiando con el tiempo.

Siempre he dibujado animales y plantas, pero -por ejemplo- antes estaba un poco obsesionado con las piedras, y dibujaba minerales o cristales en el caparazón de los escarabajos. Ahora hace tiempo que me cansé, pero no me da vergüenza mirar piezas antiguas.

¿En qué momento dijiste: “esto va en serio”?

Fue todo muy rodado: poco a poco, la gente fue conociendo mi trabajo, se iban interesando más personas en lo que yo hago. Un momento importante fue cuando expuse en un restaurante de Madrid, ahí me conocieron más. También están las redes sociales, que hoy en día son importantísimas: tal y como yo lo veo, son una ventana enorme para los artistas.

En Instagram, sin ir más lejos, tienes miles de seguidores, ¿cómo se siente el tener tantos ojos mirando?

¡La verdad es que me hace muchísima gracia! Me sigue gente de muchos países, y es satisfactorio saber que algo que llevas haciendo tanto tiempo, y que era como un juego de niños, le llega a gustar a tantas personas, que te apoyan para que sigas creando.

Una rápida: ¿un deseo para el futuro?

Me encantaría ilustrar un libro de botánica o naturaleza.


Y, por último, ¿a quién le hacemos la siguiente entrevista?

Te voy a decir a Abraham Caride: es ilustrador y tatuador, y hace poco inauguró -junto a dos compañeras- una tienda/estudio en el Casco Vello, Bang!

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