El CHUO atendió a 10 posibles víctimas de sumisión química

Las sustancias inyectadas son las mismas que se echan en bebidas: éxtasis, ketamina o escopolamina.
photo_camera Las sustancias inyectadas son las mismas que se echan en bebidas: éxtasis, ketamina o escopolamina.
El protocolo de actuación arrancó en noviembre; por ahora no han detectado casos de pinchazos

La preocupación ante la detección de casos de sumisión química a mujeres mediante inyecciones involuntarias llega también a la provincia. Por ahora, la Policía Nacional no ha registrado ninguna denuncia, mientras en el resto de la comunidad ya se han investigado posibles intoxicaciones al menos en Vigo, Nigrán (Pontevedra) y A Coruña.

En la provincia ourensana, el CHUO cuenta desde el pasado noviembre con un protocolo específico ante posibles casos de sumisión química, tras el incremento detectado desde  verano de 2021. “Se pensó para intoxicaciones en las que la base para poner la droga era el alcohol, no la inyección, pero el resultado es el mismo, la pérdida de la conciencia de la víctima”, señala Francisco Aramburu, jefe del servicio de Urgencias del CHUO. 

Desde su puesta en marcha, los sanitarios han atendido 10 posibles casos de intoxicaciones involuntarias, una cifra “considerable”, según el propio Aramburu. “En todos los casos era en bebidas, no ha habido ninguno por pinchazos”, apunta. El perfil de las víctimas es similar: mujeres menores de 30 años. El procedimiento estipulado agiliza la comunicación entre el hospital, la Policía Nacional, la Audiencia Nacional y el Instituto de Medicina Legal de la ciudad.

La inyección

En cuanto al modus operandi del llamado “pinchazo”, el tipo de sumisión química que ahora copa la actualidad informativa, este suele producirse en entornos de discotecas de grandes dimensiones o espacios masificados. En España se han interpuesto una treintena de denuncias en las últimas semanas, principalmente en Cataluña, y varias comunidades han dado pasos adelante en la elaboración de pautas de actuación y recomendaciones ante cualquier sospecha.

Aramburu explica que el tipo de drogas que se inyectan, habitualmente en brazos y piernas, es el mismo en las jeringuillas que en las bebidas. “Sobre todo se utiliza éxtasis líquido, ketamina, escopolamina… Son las mismas sustancias, pero al inyectarlas por vía intramuscular los efectos se producen antes”, señala. Desde que se produce el pinchazo hasta que las drogas hacen efecto pueden discurrir sobre 20 minutos, un tiempo “clave” para dar la alerta, en caso de percibirlo. “Es una diferencia notable respecto a la intoxicación en la bebida, pero dependiendo del lugar en el que se encuentre la víctima puede no darse cuenta del pinchazo o no tener a nadie conocido para pedir ayuda”, reconoce el sanitario. Acudir al hospital más cercano permite detectar si existe droga en la sangre, así como el tipo de sustancia utilizada, una información muy valiosa en caso de interponer una denuncia. 

Grandes discotecas

El tipo de espacio en el que se han detectado casos de sumisión química mediante pinchazos -tanto en España como en el extranjero- son semejantes: grandes dimensiones y mucha gente alrededor. Para Aramburu, esas características dificultan que se pueda producir en la provincia: “No es un procedimiento tan fácil como en las bebidas, es cierto que aquí también puede pasar, pero no hay tantos sitios propicios”. El sanitario, aún así, insiste en la importancia de disuadir a la población de este tipo de prácticas ilegales.

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