Los ciclistas ourensanos piden que se endurezcan las penas ante un atropello

Carlos Moure.
photo_camera Carlos Moure.

El pasado domingo un hombre arrolló a un pelotón de ocho ciclistas en Castellbisbal (Barcelona), mató a dos y dejó gravemente heridos a otros tres.  Tras la embestida, se dio a la fuga pero el pasado domingo fue detenido por los Mossos  d´Esquadra.  El detenido tenía antecedentes por un delito contra la seguridad del tráfico. La causa se está instruyendo por homicidio y lesiones imprudentes. Además, lo investigan por otros cuatro delitos de abandono del lugar del accidente (penado con un año de prisión cada uno). 

Para muchos de los que viven el ciclismo, como afición o como modo de vida, las penas que se imponen cuando ocurre un atropello en la carretera no son suficientes. Carlos Moure, de la Fundación ADO Moure, señala que “no se trata de accidentes ni imprudencias, sino que son actos dolosos. La gran mayoría se produce por conductores que circulan bajo la influencia de las drogas o de bebidas alcohólicas”, explica. “No puede ser que les atribuyan homicidios imprudentes por los que luego apenas pisan la cárcel”, opina. 

Para esta fundación, “la conducción temeraria a velocidad extrema, bajo el efecto del alcohol y las drogas, es en toda la extensión de la palabra  una forma de matar tan dolosa como el coger un arma blanca o una pistola y manejarla poniendo en peligro la vida de terceros, a sabiendas de que puedes matar”, añade. Una reivindicación que lleva reiterando desde 2015.

En la provincia, los accidentes en bicicleta se duplicaron en el último lustro. Pasaron de 18 en 2017 (y niguno mortal) a 35 el año pasado. Además, en 2020 fallecieron dos personas atropelladas a bordo de un ciclo, en Xinzo de Limia y Maceda.

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