De nuevo las carreteras de la provincia son noticia, esta vez por falta de mantenimiento. Podríamos repasar que hace años, muchos años, que se ha prometido la variante norte de Quintela de Canedo, que no se sabe nada de la circunvalación este por la zona de Seixalbo, que duerme el sueño de los justos la autovía a Lugo o la A 76 de Valdeorras y tantas otras infraestructuras que reposan en el mismo colchón.
Pero hoy toca recordar que la red convencional pide mantenimiento para soportar la cada vez mayor carga de vehículos. Como suele ser habitual, solo los usuarios se quejan y maldicen la situación cuando van al volante, pero luego no elevan ese malestar. Queda, para lucimiento parlamentario, alguna que otra intervención de algún diputado para denunciar la situación y poco más.
Hay situaciones especialmente llamativas, como la conexión con Valdeorras a través de la N-120, una comarca estratégica pero mal comunicada, como se ha denunciado en muchas ocasiones y, a cambio, todavía no se acometió ninguna reforma, pese a promesas políticas hechas en vísperas electorales. Pero no todo está mal en la red viaria provincial. Habrá baches y tramos sin pintar, pero los radares funcionan perfectamente. Algo es algo.
