“Conseguí una cita por los pelos"

"Ya estoy lleno hasta el día 14 de mayo", señala Derek Ivanich mientras se toma un descanso en medio de una jornada de locos. Al frente de su negocio homónimo de peluquería y barbería, este ourensano se despidió de los lunes al sol. Como él, muchos de sus compañeros han vuelto a levantar la persiana para ponerse manos a la obra otra vez en sus establecimientos masculinos, femeninos y mixtos. En sus manos, literalmente, unos clientes que han esperado más de un mes y medio para adecentar pelo y barba. Alguno llega con las "heridas" producidas por un intento de corte casero que no salió como imaginaba. Nada que no tenga solución. "Voy a hacer un perfil de Instagram con los cortes de pelo del COVID-19", bromea Ivanich. "Somos cinco barberos y empezamos funcionando a tope. Conseguimos guantes, mascarillas y todo el material. ¡Y por fin a sentirse útil otra vez!", completa. Y si los profesionales se reencuentran con su vocación, los clientes lo hacen con su necesidad. Para muchos, es mucho más que un aspecto puramente estético. "Pues aunque pueda sonar estúpido, para mí es muy importante sentir que estoy bien arreglada. Es como que te sube la moral. Y en este confinamiento hubo días que el no sentirme así me provocó mayor 'bajón' todavía. Eso sí, conseguí cita de milagro. Por los pelos", apunta Rebeca Fraga, mientras recibe los últimos retoques de su peluquera "de toda la vida". Toca esperar Al otro lado de la trinchera, María Castro no ha tenido tanta suerte. "No estaba tan morena desde... ¡pues no me acuerdo!", lamenta. No pudo coger cita para el primer día. Tampoco para el segundo. Tendrá que esperar al tercero por la tarde para revitalizar un tinte rubio que ha perdido la batalla contra el negro durante este encierro forzoso. "Con todo lo que está cayendo, un mal menor. A ver, claro que prefiero estar como si fuese a ir a una boda esta tarde, pero no me amargo. Ya hemos pasado lo peor", destaca Castro. En la rúa Concordia está la peluquería Moderna. José Antonio, el encargado, apura el corte de otro cliente. Aquí van de uno en uno, con cita previa, como manda la normativa. "A xente tiña gañas de cortar o pelo. Un de cada vez, ordenadamente. Adaptándose ás circunstancias e a funcionar. Pulverizo con productos de limpeza o asento, ó seguinte cliente o acomodo noutra butaca. Máis guantes e mascarillas. Facemos o que entendemos que hai que facer", explica José Antonio. "Aunque suene estúpido, para mí es algo importante sentir que estoy bien arreglada. sube la moral", afirma Rebeca Fraga Liberado ya de la bata protectora, José Luis constata las ganas de pasar "por chapa y pintura" que lleva acumulando desde mediados de marzo. "A cuarentena entera sin meterlle man á pelo. Chamei o venres xa para pedir cita. Hai que ir con cabeciña e cautela. O sentido común é o mellor aliado para evitar problemas", sentencia mientras se ajusta la mascarilla que le acompañó durante todo el corte. En la misma calle, solo unos cuantos metros más arriba, Paz Quintela se esmera con el secador en el salón de belleza Las Marías. "Empezamos a las 08:00 y cerramos a las 21:00 horas. La gente estaba desesperada por venir, con muchas ganas. Y nosotros, a pesar de las restricciones, también. O nos poníamos ya a trabajar o esto iba a ser muy complicado. Pero con medidas de seguridad, por supuesto", recalca. "Es un bien de primera necesidad", ratifica la clienta, cabeza abajo para conseguir el volumen capilar deseado. Seguridad y sensación de ser importantes que constanta también Fran, encargado de Frank Barber Shop, en el barrio de O Couto. Él ha tenido otro de esos inicios fulgurantes, de los que ponen a prueba la resistencia de las baterías de las maquinillas. "Comezamos a tope, con todas as citas desta semana cubertas. Eu penso que no sector xa esperábamos isto, a xente tiña moita ansia por cortar o pelo. Sempre hai algún rezagado que espera algo máis a ver como van as cousas, pero empezamos con traballo", resume. "Hai que vir con cautela e cabeciña. O sentido común é o mellor aliado para evitar problemas sanitarios", indica José Luis García Preparación Pero no todos los negocios de peluquería abrieron sus puertas. Otros se tomaron el lunes de reapertura para preparar y acondicionar sus establecimientos. En esa faena, sin tiempo que perder, están en Aruna Peluqueros. Las amplias dimensiones del local exigen amplias medidas de seguridad a la altura de las circunstancias. "El próximo lunes 11 de mayo abrimos seguro. Si nos llega todo el material necesario antes de lo previsto, incluso adelantaremos el plazo al viernes, priorizando a los mayores de 65 años. Tenemos ganas de abrir, de trabajar", comenta Baldo Pereira mientras enseña las hojas manuscritas con las citas previas que ya tienen reservadas. La primera jornada de las muchas que vienen por delante. Negocios con el trabajo asegurado para los próximos días, clientes que ya respiran al verse en un espejo o zona reflectante tras pasar por el "taller" y establecimientos que esperan su turno en su afán por garantizar una seguridad que llega exigida por la ley y por el sentido común. La peluquerías han vuelto. Y, si las cifras sanitarias no vuelven a hacer saltar todo por los aires, lo han hecho para quedarse.