La crecida de un arroyo en Vilamartín aísla a 70 vecinos

La vía de acceso a Robledo y San Vicente fue dañada al subir el caudal a causa de las lluvias

Dos núcleos de Vilamartín de Valdeorras, Robledo (10 habitantes en 2021, según el Instituto Nacional de Estadística) y San Vicente de Leira (72 habitantes), permanecen incomunicados totalmente desde las 10,30 horas de este lunes. Las fuertes lluvias de los últimos días están detrás de la crecida del arroyo Pereanes, que dañó el paso de la carretera que lo cruza, obligando al Concello a cerrar el tramo al tráfico. Esta infraestructura es la única vía de comunicación de las citadas localidades, al llevar cortado el principal acceso a San Vicente varios años.

La incomunicación podría resolverse en las próximas horas, si los técnicos de la Diputación provincial y de la constructora valdeorresa Acoval dan el visto bueno a colocar dos planchas para soportar el paso de turismos. Esta actuación sería ejecutada con carácter de urgencia e iría seguida por la construcción de un paso que diseñó el organismo provincial con el asentimiento de la Confederación Hidrográfica do Miño-Sil y que está incluido en el proyecto que resolverá definitivamente el problema de este tramo de carretera. Este último, pendiente del visto bueno del organismo responsable de la cuenca.

La firma de un convenio con el Concello vilamartinés dejó en manos de la Diputación provincial el mantenimiento de la carretera, aunque esta posee titularidad municipal. El acuerdo no incluye la ejecución del proyecto definitivo, por lo que ahora rubricarán la cesión temporal de la vía.

En todo caso, la solución de emergencia llevará horas y los habitantes precisan de un acceso a la mayor brevedad. Este es el caso de una vecina necesitada de un medicamento que el alcalde, Enrique Álvarez, le acercará a primera hora. Otros, como tres miembros de una familia que en la mañana de ayer se encontró con el acceso cortado, dejarán su coche antes del tramo dañado para seguir andando.

Las nevadas anunciadas a partir de 400 metros de altitud complican aún más la situación, pues un tramo de la única vía de acceso a San Vicente, una pista forestal, está a más de 1.000 metros.

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