La delincuencia de Ourense por barrios: tráfico de drogas en O Pino y robos en el centro

Vandalismo en la rúa Hernán Cortés.
photo_camera Vandalismo en la rúa Hernán Cortés.
Los vecinos de Covadonga lamentan el abandono policial en sus calles: “Vivimos con el mismo problema desde hace 30 años”

La delincuencia en la ciudad se distribuye por barrios. Aunque cada día se denuncian trece delitos de media, según los últimos datos del Ministerio de Interior,  hay zonas que acaparan determinadas infracciones y afectan en diferentes formas a los vecinos. Unos, acostumbrados a los delitos “de toda la vida” y otros que ven la tranquilidad de sus calles alterada y se desesperan ante la inacción municipal y policial. Es el caso de O Pino, un barrio en el que, en los últimos años, la tranquilidad se alteró. 

La presidenta de la asociación Santa Ana de O Pino, María Carmen Montero, señala que “la afluencia de gente de fuera -que consume droga- es peor que nunca”. Habitualmente, llegan al barrio en coches, “a gran velocidad”, pero también transitan por calles peatonales cada noche. “No entiendo que no se les preste atención”, señala Montero. Desde esta asociación, denuncian que las llamadas a la policía son constantes, igual que las reuniones con el Concello, pero aseguran estar abandonados “a su suerte”. 

Cada día, aparecen papelinas de heroína en el suelo, botellines de cerveza rotos o excrementos. “Vemos cómo defecan y orinan en nuestras calles”, indica. También se registraron okupaciones en viviendas a las que entraron a la fuerza. 

Los residentes creen que estos grupos llegan desde Covadonga, donde los representantes del barrio lamentan que llevan “30 años padeciendo el problema”, el tráfico de estupefacientes. Un portavoz señala que “la policía solo va para dar vueltas”. “Lo que ocurre aquí es un secreto a voces. Las autoridades saben donde se trapichea y donde se consume, pero no hacen nada, la situación es la misma”, añade. La asociación tuvo una reunión con la Subdelegación del Gobierno, pero constatan que faltan actuaciones para frenar toda la delincuencia derivada del consumo de drogas: trapicheo, robos con intimidación, robos con fuerza y daños o lesiones, entre otros.  

Un poco más al sur, en A Ponte, están expuestos, precisamente, a oleadas de robos con fuerza en establecimientos. Olga Giráldez, representante de la asociación de Ponte Canedo, señala que “son constantes”.” Nosotros ya salimos con miedo a la calle”, añade. Además, el trapicheo también está presente, al igual que el consumo en la parte trasera de Ribeira de Canedo. 

Durante varias semanas, una mujer quemó hasta siete contenedores en la avenida de As Caldas, una acción que tuvo sus imitadores a lo largo del año y que hicieron lo mismo en otros bidones del barrio. 

También en el mismo lado del río, están los vecinos y usuarios de la zona termal, donde los robos y daños en vehículos son habituales desde hace años. “Sobre todo en el aparcamiento de O Muíño y Outariz”, especifica Enrique Camoeiras, de Amigos das Termas. 

As Lagoas

En la parte este de la ciudad, la delincuencia cambia. El trapicheo está presente en menor medida, dejando paso a los robos, que afectan tanto a particulares como a los residentes. Durante el primer trimestre del 2023, este tipo de delitos aumentó un 38%.  En verano las bandas itinerantes actúan sobre todo en el barrio de As Lagoas y en el Centro. La entrada en las casas no se ejecuta de forma fortuita, días previos las marcan. Para prevenir esta situación, los expertos recomiendan que “parezca que hay movimiento”.

Además, las pintadas son cada vez más notorias en la zona del campus universitario, así como en Bernado González Cachamuíña y en la avenida de Buenos Aires.

El Centro

Los robos también están a la orden del día en el centro. La presidenta de la asociación de vecinos, Patricia Santamaría, señala que “se sufre en viviendas y en locales. Nos preocupa que cada vez ocurran de forma más diurna. Saben cuando los moradores se van a comprar, por ejemplo, y entran en ese momento”. Santamaría añade que estudian las rutinas de entrada y salida. 

En los negocios es la misma tónica. Precisamente, el pasado jueves, la Policía Local detuvo a dos hombres que entraron a las 2,00 horas de la madrugada en un negocio de la avenida de Buenos Aires  y trataron de llevarse la caja registradora.  Este 2023, este delito creció un 56%. 

Además, los hurtos, en la calle y tiendas, también aumentaron: un 19% solo en los tres primeros meses del año. 

Casco vello

Los vecinos del Casco Vello acumulan más de 300 quejas  presentadas por ruidos en el Concello, pero pese a sus constantes demandas, sus peticiones no proliferan. Viven en una zona histórica atiborrada de pintadas y con presencia de numerosos edificios abandonados, que muchas veces acaban okupando. Además, la violencia nocturna es Ourense es cada vez más habitual. Peleas o palizas, que según la policía muchas veces ocurren por temas de drogas, se su/ceden cada fin de semana. 

O Couto

José Delgado, de la asociación de vecinos de O Couto, explica que durante años existió un conflicto entre locales y latinos en este barrio, que culminó en algunos residentes ourensanos colgando carteles en Jesús Soria que rezaban “Iros a la selva”. Sin embargo,  a raíz de una reunión con representantes de ambas partes y autoridades, la convivencia mejoró: “Dende entón xa non notamos o conflito”, indica.

Delgado observa también que “a presencia policial aumentou considerablemente nos últimos meses”.  A principios de junio, la Guardia Civil destapaba un piso, en la calle Zurbarán, desde los que operaba una banda especializada en robos. 

San Francisco

En San Francisco son más habituales los delitos de daños y robos en vehículos, sobre todo, los que estacionan en la zona del cementerio.

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