"Me exige una donación forzosa del sueldo mensual de mil euros"

Uno de los cargos de confianza se sincera: "Es el que más asesores tiene y el que menos caso nos ha hecho, trata mal a todos"

FOTO: ÓSCAR PINAL
FOTO: ÓSCAR PINAL

El alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, continúa aferrado al cargo con el único apoyo de su número dos, Armando Ojea, y con el resto de ediles y casi el 90% de su personal eventual –o 'staff', como él lo denomina– contra él. Uno de los asesores dice que apenas le quedan "tres o cuatro apoyos" en el equipo de 13, aunque Jácome apunta que apenas son "uno o dos".

"Entraba gritándote, le llamaban y después venía y te decía 'hola, cariño, ¿cómo estás?', como si no hubiese pasado nada"

El punto de inflexión en la paciencia del personal eventual, afirma uno de sus miembros, se dio "cuando conocimos que presuntamente las donaciones que realizábamos no iban para el partido, sino para ese señor. Eso nos ha cabreado a todos. Y los que no lo están es porque no tienen dónde meterse". Con otros de los cargos de libre designación, el alcalde empezó a distanciarse cuando se negó a pagarle. "Él piensa que te paga él, no el Concello. Si ganas 1.500 y entiende que tienes que cobrar 1.000 pues le tienes que dar 500. Y yo no trabajo para él, sino para el Concello". Las transferencias se hacían "a la cuenta de DO, nunca pregunté a dónde iba, presuponía que iban a gastos del partido en general. Hasta que salió esto y pidieron las explicaciones quienes las tenían que pedir".

Muchos se preguntan cómo es posible que los que estaban antes con él no supieran cómo era. "Una cosa es que fuera un payaso, como lo llaman muchos, a mí sus formas no me disgustaban, o incluso que nos empezase a tratar mal, pero otra es que haya presuntos delitos", relata. El cambio se notó desde su llegada a Alcaldía. "Como opositor no tenía rival, me gustaba la forma de partido y a mí nunca me trató mal. Empezó a tratarme mal o insultarme desde que trabajo con él. Lo vas dejando pasar porque no es solo contigo, es con todos. No sabe ser jefe, solo dar voces. Era el enano gruñón. Se cabrea con todos y se ha portado mal con todo el mundo".

Hasta el punto de ser insufrible la convivencia: "Le gusta romper el equipo. Habla mal de todos, dice 'este habló mal de ti, el otro dijo nosequé'... Estábamos en una reunión de cinco, salía uno y lo ponía a parir. Es constante, incluso a la cara.".

El ambiente se ha ido enturbiando: "Me da vergüenza haber entrado en DO. En los últimos tiempos, me preguntaban en qué trabajaba y no lo decía. De pasar a defenderlo a muerte y perder amigos por ello, a esto". La inercia ha ido de mal en peor hasta reventar. "Entraba gritándote, le llamaban por teléfono y te venía a hablar y decía 'hola, cariño, ¿cómo estás?, como si no hubiese pasado nada. O cuando te llamaba para decir lo primero que se lo ocurría. Es muy difícil trabajar así. Perdió el rumbo, se hizo insostenible. Nadie valía para nada. Su frase estrella era ¡No tienes ni puta idea!' Y él tiene una falta de conocimiento extremo. Como hablar contra una pared. Es el que más asesores tiene y el que menos caso les ha hecho".

“Es su peor enemigo"

Tampoco tiene buenas palabras para su gestión. "Entró con muchos proyectos y no sacó nada adelante. Él es su peor enemigo. No sabe tomar decisiones. Te daba una orden y a los cinco minutos, la contraria. Se lastra a sí mismo. Es de los peores jefes que puedes tener; directamente, ladra. Cosas del día a día salían por el trabajo de los concejales. Muchos nos quisimos ir, pero al final te llevas bien con la gente y sigues. No somos como él. ¿Sabes la vergüenza de ver su anuncio de los guardianes del tiempo?".

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