“¡Ya tengo mil espectadores!"

ANÁLISIS

Las explicaciones en torno a las graves acusaciones que caen sobre su gestión siguen sin darse. Jácome se tomó su comparecencia como un espectáculo y creyó ser el centro de una conspiración. No convenció, pero tuvo audiencia.

Rueda de prensa de Gonzalo Pérez Jácome. //José Paz
Rueda de prensa de Gonzalo Pérez Jácome. //José Paz

Una nota oficial del Concello informaba poco antes de las dos de la tarde de ayer que la alocución del todavía alcalde Jácome "tivo momentos nos que superou os 1.100 espectadores simultáneamente" a través de internet. La ciudad bajo su mandato viste harapos y a él le preocupa cuántos han visto su perorata en el salón de plenos. El egocentrismo tiene estos perfiles. Había llamado a los medios para responder (en teoría) a las preguntas pero, primero, se las filtraron por WhatsApp y luego se revolvió ante las que no le gustaban. Una de Pablo Galán (La Región): "¿Puede garantizar que no cometió ninguna ilegalidad" tanto en el partido como en el Concello? "Esa es una impertinencia", zanjó. Otra del mismo periodista: "¿Cree que está poniendo los intereses personales delante de los de la ciudad?". Respuesta: "Esa es una pregunta impertinente que no voy a contestar". Jácome siempre ha confundido su rol institucional con su faceta personal. El egocentrismo también tiene esa variante.

El alcalde dibujó un Concello como un lugar en el que se dirimen intereses privados de más de mil millones de euros

El alcalde salió a la comparecencia pública más preocupado de la audiencia que tendría que de la claridad de las explicaciones que debía dar y que eludió intencionadamente.

Apareció en el salón de plenos con los nervios de los actores el día del estreno: boca pastosa, imprecisiones al comienzo, citas literarias confundidas, pero el audímetro estaba con él: estaba actuando. La inmodestia del egocéntrico le llevó a compararse con Jesucristo, traicionado por Judas. Sus apóstoles en fuga los lidera el viejo compañero de armas Miguel Caride, otro Judas para Jácome.

"¿Quién va a desconfiar de su abogado fiel?", lamentó. "Mira si confié en él que hasta le di la llave de la Diputación", abundó. Aludió a encuentros suyos con Caride que supuestamente habría grabado con su móvil para dar a entender que el excomisario Villarejo pudo haber creado escuela.

Pero el todavía regidor tuvo uno de sus más elocuentes deslices nada más arrancar su actuación en las tablas. Enumeró una serie de agentes causales de su soledad y situó en primer lugar a La Región. No es su incapacidad para hacer nada de lo que prometió, no es la desconfianza y desconcierto que ha sembrado en los suyos, no es el hartazgo de sus socios políticos para sostenerle en el cargo. Ni una sola palabra de autocrítica, ni un solo atisbo de error en su gestión. El egocentrismo enraíza bien ahí.

Para sostener la audiencia y que la gente no se desconectase de internet, Jácome debía ir más allá. Narró cómo la ciudad y la institución que la representa es un nido de potenciales corruptos, entre los que no está él. Habló de intereses privados por valor de mil millones de euros por cuya limpieza él debe velar, de ahí que siga contra viento y marea. "Me he opuesto a pelotazos", dijo con el ceño fruncido, uno de los registros favoritos de los actores aficionados. Habló de su furibunda lucha contra unas torres en la ribera derecha del Miño que tienen encaje urbanístico pero no citó que una de sus más peregrinas ensoñaciones era hacer una de 80 pisos en Mariñamansa, a sabiendas de que no hay planeamiento que lo aguante. Otra de egocentrismo.

Un Jácome debilitado intentó mantener el interés de la audiencia anunciando que se desvincula del pacto del PP en la Diputación como si a estas alturas fuese llave para la gobernabilidad. Les recordó a quienes eran sus concejales que a él le deben todo lo que son en política aunque una parte reniega de quien fue su jefe. Pero, como el minuto de oro había pasado ya porque el tiempo corría y las explicaciones no llegaban Jácome se fue haciendo mutis. Misión cumplida, había conseguido mil espectadores y ya había arreglado la programación de su tele para el próximo mes. Se verá en bucle.

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