Angelly, Alejandra y Tania son tres trabajadoras más en la residencia Nuestra Señora de la Esperanza de A Farixa, perteneciente a la Fundación San Rosendo. Para los casi 200 usuarios son caras nuevas de los últimos meses, pero todos saben sus nombres y ya lamentan que sus días en el centro de mayores concluyan muy pronto. Son alumnas de la FP Dual de Cuidados Auxiliares de Enfermería y Atención a Personas en Situación de Dependencia. Las tres rozan la veintena, muestran vocación e interés por la atención a la gente mayor y afrontarán en septiembre el segundo curso de un ciclo muy completo. Mientras aprenden la teoría, también se forman en la práctica como si ya estuvieran en el mercado real: son una más a la hora de levantar a los mayores, dar comidas o acompañarles en las tareas del día a día. El gran beneficio de la FP Dual es que las estudiantes trabajan desde el primer día del curso en el sector para el que se están especializando. La residencia ourensana se cotizaba para el alumnado, pero ellas tres fueron las elegidas. Son la primera promoción del ciclo que acaba sus prácticas en la fundación.
Tania González empezó un ciclo de animación sociocultural hace tres años. Las prácticas de escasos dos meses la llevaron a un centro de día. Le gustó tanto la experiencia, a pesar de ser muy corta, que decidió enfocar su futuro hacia el cuidado de los mayores. “Me gustó tanto el ambiente de trabajar con personas mayores que me apunté a este ciclo. Dije: ‘¿Por qué no?’ Todos nos hacemos mayores y necesitamos cuidados”.
Para Angelly Sánchez fue una situación familiar la que la impulsó a formarse en cuidados a mayores. “Tuve a un familiar enfermo y veía cómo las auxiliares entraban a la habitación a saludarlo, a cuidarlo… Así que empecé a buscar FP relacionada. Salió el ciclo en A Carballeira y dije: ‘Tiene que ser esto lo mío’. Los usuarios nos consideran de su familia, somos las personas que más tiempo pasamos con ellos”.
Alejandra González disfruta del trabajo en equipo. Es lo más importante que aprendió tras esta experiencia laboral. “Me gusta trabajar con gente. Y estar con los usuarios de la residencia se lleva muy bien. Al final, son uno más. Estás todos los días con ellos”.
María Aránzazu Crespo, una de las directoras de este centro de la Fundación San Rosendo, ya echa de menos a las tres compañeras antes de que se vayan. “Es una FP que está enfocada a lo que hacemos en nuestras residencias, que sirve para formar a la gente. Conseguimos que estén formadas en nuestro ritmo de trabajo, en la atención focalizada a la persona, el compañerismo…”, puntualiza.
