Históricos establecimientos de la ciudad ceden el paso a los negocios financieros y los pisos de lujo

Edificio de la calle del Paseo que albergó el Hotel Miño. (Foto:  José Paz )
Bancos, comercios o viviendas. Esos son los destinos de los históricos hoteles de Ourense. Véanse el Roma, ahora galería comercial; el Miño, bancos, o el Padre Feijóo, apartamentos. Ahora, el Barcelona será la Fundación Caixa Galicia y el Hotel Parque albergará pisos.
Los viejos e históricos hoteles son ahora pujantes negocios o costosas viviendas. Es el futuro que depara a aquellos emblemáticos establecimientos, el último el viejo Hotel Barcelona, ahora reconvertido en sede de la Fundación Caixa Galicia; por no hablar del Parque, que puede acabar siendo, a medio plazo, un edificio residencial.

Estas situaciones ya las ha vivido, por ejemplo, el primer hotel importante de la ciudad, que surgió de una fonda, la de Cuanda, según recuerda el cronista de la ciudad, Anselmo López Morais. Uno de sus momentos más destacados lo vivió en 1885 con la visita de Emilio Castelar. Fue allí donde sus correligionarios le ofrecieron un banquete y Castelar pronunció un discurso en defensa de las Islas Carolinas, intervención que fue muy aclamada y aplaudida por los 78 comensales. También aquí se hospedaba Sagasta cuando acudía a Ourense, siendo ingeniero de obras públicas en Zamora (fue el encargado de proyectar la carretera entre ambas ciudades).

Esta fonda se convertiría, posteriormente, en el Hotel Roma, primero con un solo piso y luego con tres más. También en el bar de este hotel surgió una famosa tertulia de intelectuales que luego iría trasladándose a otros establecimientos: el Mercantil, el Cortijo, el Miño, el Parque y, finalmente, al Ateneo. Este hotel continuaría hasta la década de los 60, cuando cedió su uso a las Galerías Roma.

Otro de los hoteles históricos de Ourense fue el Miño, situado en la calle del Paseo, esquina con Cardenal Quiroga. Fue una de las obras más importantes del modernismo en Ourense, diseñado por el arquitecto Daniel Vázquez-Gulías. Aquí, según recuerda López Morais, se hospedaban las compañías de teatro que actuaban en el Principal. Cerró en los años 60, aunque perduró el bar situado en el bajo. El inmueble fue transformado como sede de Caixa Galicia en el Paseo.

El tercer establecimiento histórico, también surgido en los años 20, fue el Barcelona primero conocido como Barcelonesa. Pervivió conservando su arquitectura original durante ocho décadas, periodo en el que se hospedaron allí muchos personajes famosos que acudían a Ourense (desde Cayetana de Alba a Amancio Prada) hasta su cierre en el año 1999. El inmueble acaba de ser adquirido por Caixa Galicia para su rehabilita ción y ubicar allí la sede ourensana de su Fundación.

Pero la ciudad ha contado, en su historia reciente, con otros hoteles. Entre ellos se encuentra el Bilbaína, que se ubicaba en la calle del Paseo (en el segundo piso del edificio donestá el Consulado de Portugal). Se abrió en 1931 y su actividad hotelera perduró hasta mediados del siglo XX. En el bajo se ubicaba un café cantante muy popular, cuya actividad continuó aún después del cierre del hotel.

El Hotel Parque, en San Lázaro, abrió en los años 50. Contaba con un hermoso mural de Prego de Oliver, que se deterioró. De los que siguen funcionando en la ciudad, es el más antiguo, pero ya está anunciado su cierre y, en principio, su destino será convertirse en edificio de viviendas.

También por las mismas fechas abrió el Hotel Alameda, ubicado en un inmueble al principio de la calle Progreso, en el que se hospedaron muchos feriantes que venía a Ourense, hasta que cesó su actividad en los años 80.

En la calle Paseo, frente a la Plaza del Padre Feijóo, surgió el hotel del mismo nombre en los años 70, pero que también acabó cerrando a mediados de la década de los 90. Posteriormente, fue transformado en un edificio de apartamentos.

También data de los años 70 el hotel Sila, ubicado en la esquina entre la Avenida de La Habana y Curros Enríquez, que, tras problemas económicos, cerró en los 90. No obstante, entre los grandes hoteles de la historia de Ourense, es la única excepción en la que conservó su uso y se transformó en el que actualmente es el Princess.

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