Coronavirus en Ourense | Josué, 29 años: "Me fatigaba hasta comer"

Reportaje

Josué Gutiérrez, de 29 años, recibió ayer el alta cuatro días después de ser hospitalizado en el CHUO a causa del covid. Desconoce dónde se contagió, aunque cree que podría haber sido en su puesto de trabajo.

Publicado: 30 ene 2021 - 06:15 Actualizado: 31 ene 2021 - 08:11

Josué Gutiérrez, acompañado de uno de sus médicos.
Josué Gutiérrez, acompañado de uno de sus médicos.

Josué Gutiérrez, de 29 años, recibió ayer el alta, después de cuatro días ingresado en el CHUO a causa del covid. "Si hace 15 días me dices que iban a hospitalizarme no me lo creo", señala, al otro lado del teléfono.

El jueves 14 de enero comenzó a notar dolores de cabeza y decidió autoconfinarse, ante la posibilidad de estar contagiado. "Decidí quedarme en casa por si acaso", apunta. Gutiérrez no tiene claro dónde se contagió, aunque cree que en el trabajo. "Lo que está claro es que no me contagié en un bar, y tampoco es que tuviese mucha vida social estando la situación como estaba. Me cuidé, pero aun así...", reconoce.

El martes 19, la PCR confirmó las sospechas. "Al principio no me preocupé tanto, porque me dolía la cabeza y tenía malestar, pero luego vas viendo que empeoras", explica. El joven no evolucionaba todo lo bien que debía: "Me fatigaba comer, tenía que parar para poder seguir. Me costaba hablar, respirar a veces... A nada que hiciese, me fatigaba".

Con el paso de los días, los síntomas iban a más, hasta que los médicos decidieron ingresarlo. "Me trajeron a Urgencias, me hicieron pruebas y vieron que tenía una neumonía derivada del covid, así que por precaución decidieron hospitalizarme", apunta.

Una vez en el CHUO, fue consciente de la otra cara de la lucha contra el coronavirus. "No es lo mismo saber que la situación es mala que verla desde dentro. Aquí ves que van enfundados en el EPI corriendo de un lado a otro, sudando. Es duro", asegura. Gutiérrez compartió habitación con un compañero mayor, que en los últimos días empeoró. "En mi casa vivo solo, por lo que no tuve tanto esa sensación de soledad, pero sí es cierto que estás con la puerta cerrada, si necesitas agua tienes que llamar para que la traigan...", explica. Durante los primeros días, el joven tenía que utilizar las gafas de oxígeno, para poder respirar mejor, lo que también coartaba su libertad de movimiento.

Ahora, le quedan por delante 10 días de confinamiento en casa, pero lo peor ya ha pasado. "No estoy al 100%, pero es verdad que me encuentro mucho mejor", asegura.

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