La mascarilla se impone en Ourense

El primer día tras el anuncio de que las mascarillas serán de uso obligatorio, que se hará oficial a lo largo de la semana, pilla a los ourensanos habituados a salir de casa con ellas. Este martes se comprobó su empleo en varios espacios de la ciudad. El más conflictivo, las terrazas de los bares, que esperan una regulación sobre su uso, que es prácticamente nulo al ser incompatibles con consumir líquidos. A pie de calle, ayer sobre las doce y media del mediodía en la Praza Maior, el 85% de los consumidores prescindían de ella. El 15% restante continuaba con su mascarilla puesta mientras no tomaba su consumición. Cabe destacar que una pequeña parte de los que no estaban equipados disponía de ellas para cuando abandonasen la terraza. El Paseo, zona comercial por excelencia de la ciudad, es un punto complicado para garantizar la distancia social, ante el gran volumen de personas que camina por él, a las que se suman las terrazas y colas en algunos establecimientos, que reducen el espacio disponible. En la mañana de este martes, durante 20 minutos, contabilizamos casi un 70% de los viandantes con mascarilla. En el 30% que no salieron a la calle con ellas se incluyen, principalmente, niños, algunos de sus padres o personas que sacan a pasear a sus mascotas. Mientras, los comercios que recomiendan el uso de mascarilla ayudan a que los ciudadanos se acostumbren. “Lo aconsejamos, pero en el momento que sea oficial el uso obligatorio, se lo comunicaremos”, apuntan en una zapatería. En otra, ponen a disposición de sus clientes todo lo necesario: gel hidroalcohólico, guantes, mascarillas y bolsas para proteger las pertenencias. “La gente está concienciada, yo hoy no les puedo obligar a que las use, pero pongo todo a disposición de ellos para garantizar la seguridad”, comenta el dueño. Otros se adelantaron al Gobierno y hacen obligatoria la mascarilla para entrar: “Ya desde el día 11 tomamos la decisión, por precaución para nosotros y para los clientes”, explica María Jesús Fernández en uno de ellos. Fernández reconoce que la mayoría cumplen con esta petición: "Algunos no la traen puesta, le tienen guardada y antes de entrar se la colocan", afirma. Por otro lado, en el supermercado analizado la mañana de este martes durante diez minutos situado en Concejo, un 75% de los clientes entró con mascarilla. Su uso es recomendable, mientras que los guantes son obligatorios. Por el contrario, en el paseo del Barbaña un 85% no la llevaba. Aquí, al garantizar la distancia de seguridad, el Gobierno permitirá supuestamente que no se empleen. El coste de la protección "Compré en la farmacia un paquete que me costó cinco euros, son quirúrgicas, que para el uso diario están bien", señala María José Álvarez, una de las vecinas que ayer salió a la calle con su mascarilla. Paula del Río también lleva la suya, una "quirúrgica, que son las más baratas", explica. "Compré un paquete de 25 en cuanto en Europa se dijo que iba a ser obligatoria", añade. FFP2 es la que cubre la cara de Raquel Prada. "La compré hace unos días, porque empecé a ver a mucha gente con ellas, aunque te hace sudar", cuenta. Suelí Pereira opta por una mascarilla de tela. "Le hice la prueba del fuego y resultó", por lo que la considera totalmente segura, además de "fácil para lavar". De esto modo evita tener que comprar "una mascarilla a un euro cada vez que tengas que salir a la calle". La que lleva puesta le ha costado 3,50 euros y le vale para varios días. Raúl Rodríguez se decanta por una pantalla plástica. "Probé la mascarilla, pero se me empañaban las gafas; mi mujer, sin embargo, sí que va con la mascarilla higiénica", cuenta.