Carreteras, caminos, ríos o bosques sufren las consecuencias de los desmontes y el trasiego de grandes máquinas

Las obras del AVE dejan sus nocivas huellas por todo el paisaje ourensano

Desde que en 2010 dieran comienzo las obras del AVE en la provincia de Ourense, el paisaje de zonas habitadas o deshabitadas, cultivadas o sin cultivar, comenzó a cambiar lentamente y para peor. Las críticas por parte de colectivos vecinales, ecologistas e incluso los propios concellos por los destrozos ocasionados se han multiplicado.
Desde los gobiernos municipales, cuya primera preocupación fue conseguir trabajo en las obras para los vecinos y asegurarse los ingresos del personal venido de fuera, pronto se dieron cuenta de que el coste iba a ser muy alto para sus infraestructuras y su paisaje. Concellos como A Mezquita, A Gudiña y Vilariño de Conso aún tienen en vigor ninguna ordenanza, como es el caso de Laza, para pedir contrapartidas económicas a las empresas del AVE, pero los regidores de los tres municipios, Rafael Pérez, Guillermo Lago y Ventura Sierra, respectivamente, negocian con las constructoras la contratación de personal en el municipio y obras de infraestructura (pistas polideportivas, captaciones de agua y saneamientos) para compensar los daños producidos en carreteras, pistas y viales del municipio, como los registrados en Ventas da Capela (A Gudiña) o en el acceso a la estación de ferrocarril de Vilavella (A Mezquita).

En el caso de Allariz, el alcalde, Francisco García, explica que, en contacto directo con los vecinos y la empresa, se han ido solucionando problemas relacionados con los manantiales (fuentes, lavaderos) y también los daños producidos en los regadíos, sobre todo en el pueblo de Tosende. En peor situación se encuentran las deficiencias detectadas en pistas y viales del municipio, dañadas por el paso de los camiones de gran tonelaje, tanto en el caso del que discurre desde Santa Mariña hasta Outeiro de Laxe y Tosende, como en la carretera provincial que comunica la capitalidad alaricana con Maceda. En ambos casos el firme se encuentra en un deficiente estado de conservación y el alcalde confía en que se subsane a la mayor brevedad posible. En esta línea trabajaban esta semana los operarios de la Diputación que, ante el mal estado de la calzada de Maceda, están procediendo a la mejora del pavimento a la altura de Vilaboa.


PROBLEMAS CON EL AGUA

Irixo fue uno de los primeros lugares afectados y arrastra desde el 2010 las consecuencias de las obras del AVE, que aún colean en algunos lugares, como en el pueblo de Cangues que se quedó sin su traída de agua. El suministro resultaba gratuito porque el agua llegaba al depósito por su propio peso, pero a raíz de las obras, todo cambió y tuvieron que instalar un motor para bombear el agua, medida que no acepta el concello porque le supone un gasto de mantenimiento que antes no tenía. Otras traídas afectadas por la escasez de agua en verano son las de Dadín, Outeiro o San Cosme. Además, la ocupación temporal de fincas con maquinaria y escombros ha dejado 80 parcelas inutilizables en Cangues, Lureiro, Marnotes y San Cosme.

El río Viñao todavía está afectado por el arrastre de tierras pese a que la empresa adjudicataria de las obras del AVE ya realizara una limpieza al finalizar los trabajos.Ahora, en la misma localidad de Irixo, se acumula un metro de altura de tierra.

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