El ourensano Pablo Piñeiro se muda a México en busca de nuevas historias de amor

El escritor, actor y exfutbolista Pablo Piñeiro cierra un capítulo en su tierra natal para abrir otro en Hispanoamérica. Tras ocho años recopilando historias de amor y desamor con su proyecto "Escucho historias de amor... gratis", y con su monólogo "Lo positivo de fracasar en el amor" se prepara para aterrizar en México este mes enero.

El año comenzará para ti con un cambio importante: tu traslado a México ¿Qué te impulsa a dar este paso y cómo imaginas tu vida allí?

Pues el paso lo doy por las ganas de poder abrir nuevas fronteras fuera de España, porque llevo trabajando en España con diferentes espectáculos y diferentes proyectos como cuatro o cinco años, y se me ha abierto este año la posibilidad de ir a México. Hay varias empresas allí y varias personas del sector cultural que pusieron los ojos en mí para que yo pudiese, tanto escuchar historias de amor y ver hacia dónde podría ramificar eso, como la posibilidad de actuar en teatros mexicanos y hacer giras.

Después de tantos años con "Escucho historias de amor... gratis" ¿Qué aprendizaje te llevas de este proyecto?

Llevo casi 10 años escuchando historias de amor en la calle, en cárceles, en geriátricos, en centros de personas sin techo y en lugares que es imposible que te dejen indiferente. Y he sacado millones de aprendizajes. El primero es conocerme en bastante profundidad a mí, porque al final, a través de testimonios de otras personas me acabo encontrando conmigo mismo y con lugares que yo nunca había revisado sobre mí. Y eso me ha hecho crecer, a nivel personal, muchísimo. Un crecimiento que jamás me podría haber esperado. Pero después, acabas analizando sesgos de comportamiento relacional en tu entorno, concretamente en un entorno occidental y romántico, monógamo, y empiezas a entender si eso es viable, si es eficiente el sistema relacional que nos planteamos desde la niñez.

¿Hemos idealizado el amor?

Sí, y lo tenemos acotado al terreno de lo sexo afectivo. Yo cuando me coloco en la calle con el cartel de “Escucho historias de amor… gratis”, se transforma todo el entorno. Todas las personas que ven el cartel y ven a una persona contándome su historia, casi todas las personas conectan con una historia de amor, de pareja, romántico, monógamo y casi siempre heterosexual. Y es muy interesante porque muchas personas que pasan por delante me dicen: “yo no tengo ninguna historia de amor”. ¡Si es imposible!, aunque sea a tu mascota, a tu madre, a tu equipo de fútbol, y hay tanto amor hacia tantas cosas que me parece que es imposible que no se pueda tener una historia de amor hacia algo. Pero sí, la mayor parte de la gente lo idealiza, parece que lo único que es amor es cuando me caso con alguien y eso funciona estupendamente bien.

¿Existe el amor verdadero en una relación de pareja?

Yo creo que sí, pero sí es cierto que es muy complejo porque vivimos en una sociedad que no pone énfasis en la educación emocional, y sin tener educación emocional, bases sobre cómo entender nuestras emociones, manejarlas, comunicarlas, es muy complejo que te vincules con una persona, sea el vínculo que sea. Es muy difícil que tengas una relación eficiente con esa persona cuando no entiendes tus emociones y cuando las emociones están en juego todo el tiempo. Ante cualquier conversación que puedas tener, que pueda tener algo que sea conflictivo para ti o para otra persona, se ponen en juego cosas, porque casi siempre somos torpes a la hora de gestionarlas y nos hacemos daño, hablamos mal, tomamos decisiones desde el ocultismo, desde el no saber muy bien cómo hacerlo. La mayor parte de las relaciones son insatisfactorias porque no tenemos nuestra educación emocional al día.

Escuchar tantas historias de amor y desamor debe ser emocionalmente intenso ¿Cómo manejas esa carga?

Tuve que aprender a hacerlo porque yo cuando empecé a escuchar historias pensaba en hacer un experimento social, para ver como reaccionaba mi contexto. En ese momento estaba viviendo en Lugo y me mudé a Ourense, y estaba jugando al fútbol, mi trabajo era jugar en el Ourense C.F., y no tenía nada que ver con la dureza de que alguien me contase algo doloroso, de llevarme eso para casa y gestionar esa información.

Tuve que hacer ejercicios de colocar las cosas fuera de mí, llegar a casa y quitarme la ropa, ducharme, independientemente de toda la terapia que yo tengo que hacer. Anualmente, hago un trabajo de educación de las emociones, una cuarentena de revisiones de por donde voy con cada cosa.

Al principio a lo mejor estaba una semana en estado depresivo porque había escuchado algo relacionado con violaciones o maltrato. Cosas muy duras de escuchar y de gestionar.

Muchas personas encuentran en ti un espacio seguro y terapéutico ¿Por qué?

Porque nadie lo hace y porque vivimos en una vorágine de sobre información, de estímulos dopamínicos que hacen que tu atención, o que bajar a tierra, o que tu tranquilidad, esté muy ausente en nuestra sociedad. Y cuando una persona se sienta ante ti, sin atender al móvil ni a ninguna otra persona, atendiéndote solo a ti y te escucha activamente, con todo su cuerpo. Cuando ocurre eso y no existe el prejuicio, las personas sienten confort y es muy terapéutico para ellas.

El próximo día 20 actúas en el Teatro Principal de Pontevedra con tu monólogo “Lo positivo de fracasar en el amor" ¿Qué mensaje esperas dejar a tu público antes de tu partida?

Es un show que revisa como nos han educado en el amor y en las relaciones, y hago hincapié en la importancia del cuidado, de las responsabilidades afectivas, de la escucha, del cariño. Me gustaría que la gente se fuera abrazada y yo recibir el abrazo de personas cercanas y que amo aquí, para irme con todas las fuerzas posibles a otro lugar, que no es mi hogar, pero que espero que lo sea.

¿Cómo planeas conectar con esa realidad a través de tu proyecto una vez que estés en México?

La primera vez que viajé a México para poner un poco en práctica lo que hacía fue en el mes de junio y tenía un poco esa incertidumbre de como reaccionaría la gente. Y al final he podido reforzar la idea de que el amor es un tema universal, y me ha ocurrido algo muy bonito: un policía me vio escuchando historias en la calle, y de pronto vi como el policía le estaba contando al que vendía papas su historia de amor. Creo que me va a acoger muy bien el contexto mexicano, porque hice tres shows allí y funcionaron muy bien. Ahora lo que tengo que hacer es “tropicalizar” un poco más el texto.

Finalmente, Pablo ¿Cómo te gustaría que te recuerden aquí y qué esperas construir allí en México?

Espero que aquí me recuerden - aunque tampoco tengo ninguna expectativa de que recuerden de ninguna manera especial - pero sí como una persona que escucha, en la que siempre puedan tener refugio. Y allí espero construir un lugar amable para que alguien pueda contar algo en plena calle sin sentirse juzgado y sobre todo aquellos que ni siquiera se puedan permitir hacer terapia.