Outumuro fusiona glamur y raíces en su gran proyecto

Las modelos Verónica Blume, Judit Mascó, Vanesa Lorenzo y Nieves Álvarez, con el fotógrafo Manuel Outumuro.
photo_camera Las modelos Verónica Blume, Judit Mascó, Vanesa Lorenzo y Nieves Álvarez, con el fotógrafo Manuel Outumuro.
El fotógrafo de A Merca Outumuro, uno de los nombres más internacionales, recibe hoy el Ourensanía

Manuel Outumuro (A Merca, 1949) es uno de los nacidos en Ourense más internacionales. A las 12,30 horas de hoy recibirá el Premio Ourensanía de la Diputación en el Teatro Principal. Acaba de regresar de Nueva York, donde le entregaron el galardón más prestigioso al que aspira un fotógrafo: un Lucie, solo al alcance de alguien que ha retratado el cambio de siglo a través de dos disciplinas: el retrato y la moda. “Creo que el Teatro Principal es mucho más pequeño que el escenario neoyorkino del Carnegie Hall, pero va a resultar mucho más emocionante porque la Ourensanía es un premio que tiene mucho que ver con el origen y la memoria”, confiesa unos días antes de recibir el premio.

Outumuro siempre cuenta cómo llegó a la fotografía: por accidente. “En un año cambié la tipografía por la fotografía. Fue una revelación. Inconscientemente, me había preparado toda la vida para hacer fotografía. Lo comprobé cuando disparé por primera vez”. Aquello fue en La Vanguardia Mujer, donde Outumuro ejercía de subdirector de arte. Era diseñador gráfico, formado en la prestigiosa Escuela Massana de Barcelona. El fotógrafo había fallado a una sesión y Outumuro se puso al frente con su vieja cámara Pentax. “Porque era luz natural, yo no sabía nada de luces ni de fotografía”, se justifica.

En aquel momento, por azar, nació uno de los nombres indiscutibles de la fotografía española, especialmente de la fotografía de moda. Ha publicado prácticamente en todas las cabeceras nacionales, sus fotos han estado en una veintena de exposiciones y el Ourensanía es uno más de los incontables reconocimientos a su carrera. 

En el archivo de Outumuro hay más de 10.000 negativos en los que se esconden los personajes más destacados de la sociedad del país. Con cariño, por vivir aquella época dorada, rcuerda especialmente a las supermodelos. Él fue pionero en retratar a esa generación de modelos jóvenes -algunas aún adolescentes- que saltaron de los círculos más cerrados de la moda y las revistas a las grandes portadas. Judit Mascó, Martina Klein, Nieves Álvarez, Eugenia Silva o Laura Ponte son solo algunos de los rostros de las llamadas “top models” que pasaron por la cámara del ourensano. “Las vi desde adolescentes, las vi desarrollar su carrera de una forma impecable, construir una profesión, ser madres y ahora algunas a punto de ser abuelas. Eso es para mí lo que representa el fenómeno top model”, destaca Outumuro.

El estilo de Outumuro no se entendería sin su formación en historia de la moda y su pasión por la pintura. Probablemente estas cualidades hicieron que a su estudio llegara el ambicioso proyecto de la primera retrospectiva de Elsa Peretti, la diseñadora de joyas de Tiffany & Co. También en España, el Ministerio de Cultura le encargó fotografíar todo el legado del Museo Balenciaga. “Aquello fue un regalo y un reto. Primero di una negativa porque yo nunca había hecho bodegones. Era un reto sacar alma y vida a los trajes, acostumbrado a fotografiar modelos que, con cualquier gesto, cadencia o actitud, ya te hacían la foto. Acepté el trabajo y comprobé que también se le puede sacar partido cuando la obra que estás fotografiando es la de un gran maestro”.

Ahora tiene otro reto. Más personal, más de regreso a las raíces. Tiene un año por delante para preparar la que será la exposición de su vida. Estará en el centro cultural Marcos Valcárcel. “Será una de las exposiciones más importantes que he hecho porque, por primera vez, va a fusionarse el glamur y la sofisticación con el origen y la memoria”. Estarán Barcelona y Nueva York, pero también la infancia en A Merca. “Pon lo de A Merca que estarán contentos”.

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