El pico de muertes en Ourense se alcanzó durante la ola de calor de julio

Las estadísticas demográficas siguen invitando al pesimismo, ya que Ourense cerró el año con un repunte en la mortalidad. El año 2022 se convirtió en el que más muertes registró de la década, solo por detrás del año del estallido de la pandemia, el 2020. Según la estimación de defunciones semanales que publicó ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE), el acumulado en la provincia durante los doce meses asciende hasta 4.971 personas fallecidas, un 6% más que el ejercicio pasado y un 5,7% más que antes del coronavirus, en 2019.

Es la cifra que se obtiene después de sumar las muertes que estima cada semana el INE a partir de los datos que obtiene del Registro Civil. Y una vez finalizado el año, de los números de cada semana destaca por encima de todos el de la semana 28 (11 a 17 de julio). Durante estos siete días perdieron la vida 164 personas, una cifra elevada que coincide temporalmente con la ola de calor de récord que afectó la provincia con temperaturas de hasta 44º.

La tendencia es la misma que la del total gallego, que incluso batió el número de muertes del año de la pandemia con 34.927 fallecimientos; y que la del total de España, con 461.841 defunciones. Asimismo, a nivel autonómico y nacional también se registraron picos durante el verano, siendo el gallego muy acusado, con 977 muertes.

De hecho, un informe publicado en diciembre por el Sistema de Vigilancia de la Mortalidad Diaria (MoMo), gestionado por el Centro Nacional de Epidemiologia (CNE) del Instituto de Salud Carlos III, apunta a que en Galicia y durante el verano de 2022 hubo un exceso de 233 muertes atribuibles a las temperaturas, si bien el exceso total de muertes asciende a las 1.586. “Las estimaciones no se pueden atribuir a una causa concreta, sino a muchos factores contribuyentes”, dice el documento, para el que el coronavirus todavía tuvo una importancia relevante en cerca del 27% del exceso de defunciones.

Sin embargo, el texto concluye que “MoMo podría haber infraestimado la contribución de la temperatura a la mortalidad”. En este sentido, señala una posible mortalidad indirecta debido a la descompensación de patologías crónicas. Aunque para los investigadores la causa del exceso está en múltiples factores, “las limitaciones en el acceso a recursos energéticos o al sistema sanitario podrían haber potenciado el impacto del calor”.