La flexibilidad de los plazos que maneja el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) en sus comunicaciones a Bruselas para justificar la finalización de las obras del AVE a Galicia y no ver comprometidas las ayudas comunitarias vuelven a sembrar dudas sobre la posible entrada en servicio de la alta velocidad, ya que dos de los proyectos necesarios para hacer realidad la línea tienen como fecha límite el 2023, como informaba este sábado este periódico.
Este nuevo giro, tras la polémica de hace unos días con el anuncio de la Comisión Europea de que el AVE no estaría listo hasta enero de 2022, eleva la presión sobre Adif y vuelve a ser utilizado como munición por los diferentes actores políticos, dado que esta misma semana el delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada, garantizaba que el ritmo de los trabajos era "frenético" para tener toda la obra civil acabada esta primavera y que a lo largo de 2021, tras las pruebas de seguridad, estaría a disposición de los ciudadanos. En términos similares se manifestó el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, en su visita de la semana pasada a A Coruña, señalando que el AVE "llegaría en 2021, la fecha que se había dicho siempre", pese a que a su llegada al cargo mantuvo 2020.
"Lo único que sabemos a ciencia cierta los gallegos es que hay un retraso y un incumplimiento el compromiso de terminar las obras a finales de 2019 y ahora necesitamos saber con total claridad el alcance del retraso y por qué se le ha dicho a la Comisión Europea que el AVE no va a estar funcionando hasta 2023 y que a los gallegos no se les dice la verdad", lamenta la conselleira de Infraestruturas, Ethel Vázquez, urgiendo "explicaciones claras".
Desde la Diputación, el presidente Manuel Baltar asegura que son "impresentables las excusas, falta a la verdad y el parón total desde que el PP dejó el Gobierno tras la moción de censura". El líder del gobierno provincial anima a los gallegos a "tomar nota porque la celeridad brilla por su ausencia, al no existir compromiso político, viendo fechas ya de 2023". Baltar recuerda también que el expresidente socialista Emilio Pérez Touriño ya prometió el 2009, "muestra del discurso socialista, de la poca gestión, faltar a los compromisos y echarle las culpas a otros".
Tampoco es nada optimista el diputado del PP en el Congreso Celso Delgado, que se desplazó esta semana a la Mezquita para ver "in situ" el estado de los trabajos de la base de montaje, regresando con una sensación muy negativa."Fue muy decepcionante porque se aprecia un retraso considerable, no hay ni rastro de la losa de hormigón, pórticos, está en una fase muy incipiente y esto le va a suponer un retraso considerable a las obras", lamenta Delgado, que no se cree las manifestaciones realizadas por Javier Losada y echa en falta que se ofrezca información concreta por parte del Gobierno: "Creo que desgraciadamente la cosa está más en las previsiones de la Xunta. Falta algo, no sé si son medios, dinero o voluntad, supongo que un poco de todo".
Radicalmente diferente es la visión desde el PSOE. El secretario provincial, Rafael Rodríguez Villarino, recuerda que "todas las obras están contratadas y que, por lo que dicen Adif y Javier Losada los plazos que se dan a la Unión Europea son de máximos, como manera de garantizar que no haya problemas". El socialista confía en que las empresas se ciñan a los plazos marcados en los contratos, en la línea de lo manifestado cuando la Comisión Europa planteó 2022 como fecha definitiva.
Desde el BNG, la diputada autonómica Noa Presas lamenta que "tanto con PP como con PSOE todo este tema sexa un pitorreo e unha tomadura de pelo, con todos mentíndonos e soltando ambigüedades". En este sentido, recuerda que la eurodiputada nacionalista, Ana Miranda, ya ha tramitado preguntas ante la Comisión Europea "para que clarifiquen todo isto", dejando claro que "o importante é que chegue, pero con toda a seguridade, sen significar ademais o abandono do tren de proximidade".
