Nadie sabe quién es Banksy, y nadie sabe tampoco quién es Primobanksy, el artista anónimo -¿o la artista anónima?- que esta semana instaló su primera pieza en la ciudad: un minotauro tejiendo su propio hilo de Ariadna junto a un portal de la rúa Hernán Cortés. Primobanksy no revela su nombre ni su cara, pero -vía mail- sí explica los motivos que le llevaron a crear esta pieza.
“Lin nun artigo de Irene Vallejo sobre o confinamento que nos estamos a converter en modernos minotauros, aprendendo a vivir nos nosos laberintos, e fascinoume esta idea de estar atrapados e de ter que domesticar os nosos medos”, apunta este grafitero, que emplea un estilo gráfico y una ironía similares a los trabajos del popular artista urbano británico.
Primobanksy comparte su obra en redes sociales desde hace más de dos años, pero el monstruo griego es la primera pieza que sitúa en Ourense. “Pensei que o Casco Vello era ideal para ubicar esta nova normalidade”, comenta, y promete volver pronto a la ciudad con más obras.
Mientras, los ourensanos pueden anticipar cuál será el lugar elegido por el artista, que pone especial cuidado en el entorno donde sitúa cada pieza: enganchó una etiqueta de perfume en un contenedor y lo transformó en un chiste, y pintó un mendigo dibujado en el suelo, una triste metáfora pisoteada por los transeúntes. “Trátase de establecer un diálogo, unha comunicación entre a peza, o espazo público e a xente”, explica Primobanksy.
El nombre, una crítica
Primobanksy cuenta que su nombre viene de un artículo en el Progreso de Lugo, donde hablaban de una de sus piezas como de “un primo de Banksy”, y el nombre le “encantó”, por las distintas acepciones de “primo” y por llevar implícita “unha crítica ao etiquetado dos medios, para quen todos os grafiteiros son Banksy”.
Con todo, en su caso la conexión es más directa, con el énfasis en el anonimato. “Para min o grafiti é ilegal, non permitido”, insiste, y asegura que en esta disciplina “o artista é prescindible”. “A forza do grafiti -concluye- reside no seu carácter reivindicativo, na súa liberdade, lonxe dos mercados”.
