Rabo de Galo reúne 150 firmas frente a una obra “chapucera”

Los vecinos exigen por escrito al Concello soluciones para poder acceder a casas y garajes

Las obras de las calles Carballo y Salto do Can, en Rabo de Galo, siguen crispando a los vecinos, que reunieron 150 firmas para enviar el enésimo escrito por registro al Concello de Ourense. Desde la asociación vecinal, presidida por Lorinda Fernández, critican unas obras “verdadeiramente chapuceiras” que, además de generar retrasos de meses -tendrían que estar listas en agosto de 2022-, han dejado un resultado “deficiente”. Los vecinos urgen al Concello que un técnico visite los trabajos y tomen medidas, además de responsabilizarse de los daños causados: in situ se puede comprobar cómo hay residentes que han quedado aislados de sus casas por alturas de hasta 30 centímetros no contempladas en el proyecto inicial, así como afectaciones en los garajes. Ahora suman un nuevo problema: los operarios trabajaban ayer en dos puntos en los que se produjo un reventón, por lo que hubo que volver a levantar el asfalto.

Prioridad del barrio

“As obras volvéronse unha dor de cabeza para os veciños de Rabo de Galo”, sentencia Lorinda Fernández. La reforma integral de esta vía principal del núcleo era una de las prioridades del barrio, reivindicada desde hace años. “Foron moitas problemáticas e atrasos que puxeron en risco a seguridade dos veciños polas dificultades de acceso padecidas, incluso para os vehículos de emerxencias”, denuncian.

Desde la asociación vecinal recuerdan que la obra se demoró 13 meses, a pesar de estar comprometida su ejecución en seis. En el escrito que firman 150 vecinos, detallan numerosas deficiencias. La primera, la accesibilidad: el nivel del firme que ningún vecino entiende generó problemas de acceso a las casas y a los garajes. La Región comprobó las dificultades de Maruja, residente con movilidad reducida, para salir de su casa por el escalón que tiene ahora tras las obras y que antes no existía.

La siguiente deficiencia es el alumbrado: desde la asociación vecinal creen que las farolas son “un perigo” para el tránsito de peatones y vehículos.  

También recuerdan la humanización “deficiente” de la calle. “O proxecto contemplaba remates en adoquín que non foron executados e había bancos que foron retirados e non se instalaron novos”, apuntan. 

Las obras se licitaron en casi un millón de euros, aunque la empresa adjudicataria llegó a ofrecer una oferta de 600.000 euros. Sin embargo, y aún con los trabajos más baratos, lo iniciado en febrero de 2022 ha generado un resultado que disgusta a los vecinos y que, además, está sin acabar.

Te puede interesar