ALERTA SANITARIA

Coronavirus en Ourense: El salvavidas social necesita ayuda

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photo_camera Varias alacenas vacías o semivacías del Banco de Alimentos de O Barco de Valdeorras.
La crisis económica llama a la puerta, convertida en una amenaza que ya es real para centenares de familias ourensanas. Se palpa en el comedor de Cáritas de la ciudad, que ha triplicado el número de menús que sirve, y también en toda la red provincial 

"Superamos con creces las 500 raciones diarias. A raíz del coronavirus, toda esa gente que aguantaba con trabajos precarios y se quedó sin sustento ni protección social acude a nosotros", explica María Tabarés, directora de Cáritas Ourense. Es la situación que se vive a nivel provincial también, donde se han llegado a triplicar los servicios de Cáritas y han aumentado también de forma notable los de otras organizaciones solidarias como es el caso de Cruz Roja o Banco de Alimentos, que acaba de llevar a cabo un reparto de "210.000 kilos de comida entre diversas entidades", según recuerda el presidente del Banco, Cecilio Santalices.

El Concello de Ourense hacía acto ayer mismo de la entrega a Cáritas de un cargamento de 600 kilos de alimentos frescos en bandeja (1.100 bandejas con piezas de pollo y 150 rotis de pollo) donados por la empresa Coren. Los alimentos se destinarán precisamente al comedor social de Cáritas en Ourense. Una aportación que agradeció de forma especial el delegado episcopal de la entidad, Ángel Mirón, que recordó que "ayer mismo repartíamos 563 raciones, así que todas estas ayudas nos vienen muy bien. Somos el único comedor social que permanece en la ciudad y estamos atendiendo, además de a los usuarios que teníamos, a un montón de gente que estos días se han quedado sin ingresos".

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En Xinzo de Limia, el párroco, Tomás Delgado, explica que la ausencia de mercados está ocasionando una crisis en el colectivo de feriantes, muy grande en este municipio, por lo que sí se ha observado un incremento de peticiones a Cáritas. "Hay más gente que necesita de estas ayudas y es lógico. La colaboración ciudadana ha seguido a lo largo de estas semanas, mucha gente ha comprado comida y han dado donativos. También vienen personas a ayudar", explica el párroco. "También hay otro tipo de trabajadores autónomos en esta zona que vivían de ayudar en el campo. Ahora eso no lo tienen", añade.

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En O Ribeiro, Cáritas ha visto aumentar el número de familias que necesitan de ayuda. Si con anterioridad al estado de alarma asistía a 40, en estas últimas semanas se han incorporado seis más a la relación de usuarios, que reciben alimentos y también medicamentos, además de dos a las que tienen que pagar el alquiler de sus viviendas. Estos seis casos son consecuencia de haber perdido el trabajo a raíz del estado de alarma. El responsable de Cáritas en O Ribeiro, Antonio Gómez, declaraba que además del incremento de familias se están enfrentando al problema de que la sede está ubicada en la planta baja del asilo de ancianos, en el conjunto monumental de Santo Domingo, por cuyo motivo, como medida preventiva para no poner en peligro a los residentes, no se acercan al local en donde tienen almacenados los alimentos."No podemos hacer uso de nuestro banco de alimentos", apunta. Por ese motivo, están echando mano de los vales de compra de 25 y 30 euros, a los que se han sumado los de 10 euros donados por la empresa Hiperxel para que las familias puedan adquirir lo que necesitan. 

"De momento tenemos recursos para un par de meses, porque nos financiamos fundamentalmente con la colecta de la misa del primer domingo de cada mes, y al no haber misas, no entran fondos", matiza. De ahí, la preocupación ante la incertidumbre sobre el tiempo que se prolongará el confinamiento y ante el temor de que siga creciendo el número de familias que necesiten ayuda."Tenemos recursos para mayo y junio si no surgen más gastos como más alquileres. Durante la crisis económica llegamos a quedar en números rojos", explica Gómez. El responsable de Cáritas se refería a un argentino, "que tiene sobre 70 años y recibía una pensión de su país. Se casó aquí y ella se dedica a vender artesanía en las ferias. Resulta que por algún motivo dejaron de mandarle la pensión y ella sin poder salir, así que se han quedado sin ningún tipo de ingresos. Él había colaborado con nosotros en la operación kilo de Navidad, y ahora pasó de voluntario a receptor".

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Cáritas y San Vicente Paúl de Carballiño están prestando apoyo este año a 120 familias, siguiendo los criterios de los Servicios Sociales municipales. En estos días de alarma se han sumado otras 40 que han sido enviadas por el Concello, pese a que no disponen de la documentación que las acredita para que los voluntarios atiendan sus necesidades básicas. "Ahora como las oficinas están cerradas no pueden renovar ni solicitar la documentación", explica Juan Estévez, uno de los responsables de la agrupación. Lo que están notando es un importante retraso en recibir los suministros de las tiendas de alimentación. "Hace seis o siete días que he pedido 300 litros de leche, porque no hay en el banco de alimentos, y aún no los han enviado, tendré que hacer el pedido de nuevo. Los abastecimientos van lentos porque la gente hace acopio de alimentos y se vacían las tiendas. Antes de esta crisis sanitaria a las dos horas nos hacían la entrega", matiza Juan Estévez.

Aunque tampoco disponen de la colecta parroquial, que es una de sus principales fuentes de ingresos, afirman que "economicamente no tenemos problema, porque hay gente que ingresa en las cuentas todos los meses diferentes cantidades". Cáritas y San Vicente de Paúl tienen su sede en el bajo de la casa parroquial de Carballiño, en donde almacenan los alimentos, que reparten cada viernes. Ahora, la sede está cerrada y del reparto se encargan 10 voluntarios de Protección Civil y la Guardia Civil, a los que Juan Estévez transmite su agradecimiento y también a los que hacen donativos, porque "si tenemos dinero es gracias a ellos", matiza. 

Solidaridad

En Allariz, técnicos, voluntarios de Protección Civil y de Cáritas abanderan ese servicio de espíritu a la comunidad. Carmen Cid. "Esto nos ha hecho ver que aquí, vulnerables somos todos", reconoce Cid, quien según pasan las semanas nota un incremento de personas que requieren de ayuda para sobrevivir. "Están apareciendo necesidades nuevas, gente que está en un ERTE o en el paro y que no da cubierto sus necesidades básicas. Luego, hay otras -sobre todo mayores- que llaman simplemente para hablar", reconocía. 

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El párroco, Manuel Rodicio , encargado de la Unidad Pastoral de Allariz, reconocía que la pandemia les ha pillado en plena reformulación de su red asistencial, pero destaca el buen hacer de los voluntarios responsables y la total "colaboración y sintonía" con el Concello, tanto a través de los servicios sociales como con los voluntarios de Protección Civil, quienes en esta crisis del coronavirus han colaborado para que el reparto procedente del Banco de Alimentos llegue a sus destinatarios. Su compañero Miguel Blanco, destacaba la "humildad" y dedicación de los voluntarios que conforman Cáritas de Allariz. Además del reparto del Banco de Alimento cuentan con otras fórmulas de ayuda al prójimo procedentes, tanto de las donaciones en metálico como en forma de productos que los alaricanos aportan mensualmente en los supermercados. La solidaridad de los alaricanos -matiza Blanco- les permite ayudar a las familias en aspectos básicos de alimentación "pero también en el pago del alquiler, o los recibos de luz o agua".

Planificación

Nada más decretarse el estado de alarma, el Concello de Celanova en colaboración con Protección Civil y la Policía Local puso en marcha un servicio para la compra de alimentación y medicamentos con el objetivo de tratar de garantizar el suministro a las familias más desfavorecidas. No obstante, en el municipio es la parroquia, a través de Cáritas, quien tradicionalmente se encarga de garantizar el suministro de bienes de primera necesidad a la población local. Precisamente en pleno estado de alarma, un reducido grupo de voluntarios de Celanova -por eso de minimizar el riesgo de contagio- llevó a cabo la clasificación y reparto procedente del Banco de Alimentos de Ourense. Un total de 54 familias de todo el Arciprestazgo han sido los destinatarios del lote procedente de Europa. "Aumentaron 18 personas más desde Navidad, hay familias de cuatro o cinco miembros. Es normal. El problema es que esta situación va a ir en aumento, porque los ingresos durante el coronavirus no van a incrementarse", explica César Iglesias, arcipreste celanovés, bajo cuya supervisión está el reparto de alimentos y productos de primera necesidad como pueden ser pañales, ropa, mismo medicamentos, butano o pago de recibos o facturas. De momento -asegura- no tienen problemas, "hace unos días, dos supermercados de la localidad llevaron a cabo una colecta (en una iniciativa propia que desarrollaron a nivel nacional), tememos algo de congelados almacenados y también Cáritas ofrece la posibilidad de recibir cheques en caso de urgencia".

Alarma

Desde Cáritas Interparroquial de O Barco, la trabajadora social Isabel Álvarez, subrayó que "la gente está alarmada, quiere tener cosas en casa y la estamos frenando". Aquí, el reparto de los alimentos de la Unión Europea, que benefició a 49 familias, llegó en el momento que más se necesitaba, debido fundamentalmente al descenso de donaciones de la Operación Kilo. "Vienen todos los días familias a buscar alimentos y necesitaremos comprar o hacer una operación extra", dijo. Los productos que más falta hacen son los del desayuno: cacao en polvo, azúcar o leche.

También aumentaron las solicitudes de ayudas para pagar la luz y "las estamos aplazando", comentó Isabel Álvarez. Explicó que "no va a haber cortes de luz durante unos meses. Si no, sería un colapso. Muchas de las familias no tenían trabajo fijo y ahora están desamparadas. Lo peor aún está por venir".

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En Verín, su párroco, Óscar Martínez, asegura que la crisis del COVID-19 no ha generado más demanda de ayudas a Cáritas de momento, pero teme que la situación pueda cambiar con el final del confinamiento y, por este motivo, desde la iglesia de Verín están pendientes para responder ante esa nueva situación. "Esperamos que cuando esto pase, sí haya un repunte de los casos", afirma el párroco, que está poniendo los medios para estar preparado.

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