DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS

Ruperto García, el más rico del cementerio

photo_camera En uno de los pasillos laterales, junto al muro, la edificación de Ruperto García refleja el Ourense de cierta burguesía pudiente del XIX. (J. PAZ)

Una sentencia -TSXG- limitaba a 99 los años de sepulturas en propiedad; una moratoria “consensuada” sumaba otros 50, en caso de renovación. No es el caso de los históricos mausoleos en San Francisco, el titular hoy es el Concello. 

Desde el cementerio de San Francisco si miras hacia lo alto percibes el Montealegre, si lo haces a ras de suelo, un angelito ensimismado ejerce de contrapunto visual entre el cierre de mirto, sepulturas en cantería fina y nichos vacíos, al fondo, junto al muro de la otrora iglesia de los franciscanos. Al angelito alguien le ha colocado en la oquedad de su mano una especie de cayado de alambre; a los pies también una lápida sin procedencia clara, reza: "A nuestro papá querido"; ambos semejan aquí restos de un naufragio.

El angelito -hoy parte identitaria de la imagen del cementerio ourensano- fue un encargo del arquitecto Daniel Vázquez-Gulías a la factoría Malingre para dar empaque a un mausoleo, esa especie de guinda a la monumentalidad requerida por la burguesía ourensana para la ciudad de los muertos. Por suerte, el día que se desprendió desde lo alto del templete, encargo del comerciante Ruperto García (O Cañizo, 1846-Ourense, 1931) para su esposa Purificación Feijóo, fallecida en 1908, y para sí mismo, no pasaba nadie cerca. Se desprendió desde lo alto de la cúpula que presidía, entre sillares de planta hexagonal y cuatro pináculos floridos, singularidades neogóticas propias de este tipo de clientela; no hubo heridos, aunque sí daños materiales. Restos de esos pináculos, hoy recogidos en sendos pasillos laterales que delimitan el mausoleo, se precipitaron así al vacío como quien reivindicaba un abandono ya histórico.

Un mausoleo monumental

Ruperto, hijo del notario de O Cañizo, se inició como mozo de almacén en los "Hijos de Simeón García y Cía", Almacenes Simeón, donde demostró habilidades y gran olfato para los negocios; llegó a convertirse en apoderado de la firma en Ourense -hasta 1920- y socio fundador de "Riva y García", en Barcelona, entre otros. Ejerció en la ciudad de insigne representante de una personal escuela de negocios, proyectando sus conocimientos a los empleados reclutados en la firma, sobre los que ejercía un férreo control "ideológico y moral"; al igual que una gran parte de su familia, era un acérrimo carlista.

Para hacerse una dimensión de la empresa, ideada desde Santiago de Compostela por Simeón García Olalla (sin razón de parentesco entre ellos), en 1893, la firma mandó construir una sede singular, el Edificio Simeón, reflejo de la modernidad al estilo europeo, con un inmueble de relumbrón, Al edificio, próspero negocio de mayoristas de telas, se sumaría en 1897 un banco, muy reconocido hasta su colapso en el año 1984, época en la que también el negocio textil pasaría a manos de la familia Ruiz Mateos. Hasta entonces mucha vida.

Desde la segunda planta, donde habitaba don Ruperto, tomaba el pulso a la ciudad, también vislumbraba su pasión noctámbula por la vida licenciosa de los cafés cantantes. En una especie de bajo cubierta del edifico compartían techo muchos de los empleados del almacén.

El mausoleo de Ruperto García fue proyectado por Vázquez-Gulías -1907-, un año antes de fallecer su esposa. Entonces costaba un 2016-11-12 01.32.28_resultpastizal; hoy se cae en pedazos. Reflejo de los tiempos. Construcciones ideadas a principios del s. XX por cierta burguesía. Hoy, 4/5 generaciones después, estas propiedades, o ya no tienen un titular claro, o éstos no tienen intención de renovar una concesión sumamente costosa; la de Ruperto dispone de 11 nichos, a 11.486 euros cada uno.

En 2009 la familia denunció que el recinto fue profanado; desde entonces un candado preside la entrada. Ruperto, sin descendencia, fue metódico en la sustanciosa herencia; de las 703.545 pesetas, en las que se cuantificó, divididas en 6 partijas, el mausoleo -valorado en 15.000 pesetas, único inmueble- fue asignado a los hermanos Antonio y María Seoane, junto a la obligación explícita de "respetar a perpetuidad dichas cenizas", las del finado, su esposa y las de ellos mismos. Además de colocar un "letrero indeleble" bien visible a la entrada del nicho, que "así lo diga y mande". Algo que ya no ocurre. Además a sus sirvientas María y Consuelo Outeiriño, "lega en vida 25.500 pesetas para conservación y limpieza del panteón".

Ruperto fue el más rico del cementerio, seguro. 

¿Y si trasladasen los restos de Lamas Carvajal?

Los descendientes de Ruperto García trataron de renovar la concesión en 2007, a los 100 años; en 2008 el Concello propuso la prórroga, previo pago de tasas. No hubo respuesta. Algo semejante ocurre con el resto de los mausoleos, hasta una treintena, algunos valiosos. 

Ana Malingre,única descendiente en Ourense de Lamas Carvajal, se encarga de su cuidado. El resto de descendientes, viven fuera, "Ni siquiera conocen la propiedad", dice. Un cambio de titularidad le correspondería a su padre y el pago de "4000 euros", pero son más herederos. Difícil. Ella mantiene impololuta la memoria de Lamas, pero el titular es el Concello. 

Abandono

Con 4 generaciones de por medio, unas necesidades de atención y coste importantes en caso de renovación de la concesión, el futuro para estos mausoleos no queda claro.

Ilustres

Malingre, Vázquez-Gulías. La arquitectura en San Francisco refleja una manera de sentir de unos ciudadanos pudientes.

Las dimensiones

El mausoleo de Ruperto García dispone de 11 nichos. Sin descendencia, sólo dos de los herederos yacen junto a él y su mujer. La ruina es visible.

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