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El satélite Lume-1, con software made in Ourense, acaba su misión tras un lustro

El satélito Lume-1, de la Universidade de Vigo.
photo_camera El satélito Lume-1, de la Universidade de Vigo.
El satélite Lume-1 de la UVigo completó más de 28.700 órbitas alrededor de la Tierra, recorriendo 1.300 millones de kilómetros

Cinco años después de su lanzamiento a bordo de una nave Soyuz desde la base espacial rusa de Vostochny, en Siberia, el Lume-1 reentró ayer  miércoles en la atmósfera. En este tiempo, el satélite de la Universidad de Vigo con software ourensano completó más de 28.700 órbitas alrededor de la Tierra, recorriendo una distancia aproximada de 1.300 millones de kilómetros. 

El mensaje de reentrada en la atmósfera se recibió a las 04,04 horas de la madrugada de ayer y la última transmisión en la estación de Vigo tuvo lugar el martes. Aunque la vida útil de estos nanosatélites es reducida, entre seis meses y un año, el Lume-1 superó con mucho estas expectativas y lo hizo con “todos sus componentes en perfecto estado, lo que es poco común después de tanto tiempo expuesto al ambiente espacial, por lo que podemos considerar este proyecto como un éxito tremendo”, destacó el catedrático Fernando Aguado, director del Grupo de Tecnologías Aeroespaciales, ATRG (Aerospace Technology Research Group).

Lanzado en diciembre de 2018, uno de los objetivos principales del Lume-1 era validar el sistema de comunicaciones Sensor-Tirra-Centro de Control UAV a través del internet de las cosas empleando como plataforma a carga de útil de comunicaciones de UVigo TOTEM.

 El satélite cumplió al 100% con sus objetivos, ya que como explica el profesor Aguado, “se validaron con éxito no solo todas las comunicaciones, sino que en su misión extendida se pudieron incorporar nuevas capacidades y aplicaciones que inicialmente no fueron incorporadas a la misión debido a la capacidad de reprogramación en órbita”.

 Estas nuevas aplicaciones se emplearon, por ejemplo, en el marco de la cooperación que se inició en 2020 entre la UVigo y la Universidad Noruega NTNU, y que, entre otros resultados y publicaciones, dio lugar a una tesis de doctorado codirigida en ambas instituciones con base en las medidas del Lume-1. 

Este no es el nanosatélite más longevo de la UVigo. De los cuatro satélites diseñados por investigadores de la institución (Xatcobeo, Serpens, Humsat-D y Lume-1), aún queda en órbita el Humsat-D, que se lanzó en 2013. A pesar de que, por la antigüedad, su tecnología tiene un uso limitado en investigación, se está empleando para labores formativas, aprovechando que sigue en órbita y en relativo buen estado de salud en la mayoría de sus componentes. 

El quinto, en 2027

El quinto satélite de la “constelación UVigo” llegará previsiblemente en 2027, ya que el Grupo de Tecnologías Aeroespaciales está trabajando, entre otros proyectos, en el lanzamiento de un nuevo satélite demostrador.

Mano ourensana

El satélite Lume-1 supuso un paso muy importante en la trayectoria del Grupo de Tecnologías Aeroespaciales al incorporar el innovador sistema de comunicaciones TOTEM, que está basado en el paradigma denominado SDR (Software Defined Radio), o radio definida por software, que permite actualizar completamente el sistema de comunicaciones abordo durante la misión. 

El Laboratorio  Informática Aplicada (LIA2) del Campus de Ourense fue el encargado de desarrollar el software de a bordo. Un equipo de cinco investigadores trabajó en este proyecto, entre los que figuran los profesores Arno Formella, Juan Carlos González Moreno y Alma Gómez Rodríguez, junto con Francisco Rodríguez y Santiago Iglesias Cofán, alumno contratado.

 Uno de los objetivos de esta misión era testar la eficacia del satélite en la lucha contra los incendios forestales en el marco del proyecto FIRE-RS, una iniciativa de cooperación entre las escuelas de Ingeniería de Telecomunicación e Industrial (Vigo) e Informática y Aeronáutica (Ourense), junto al centro de investigación atlanTTic, el grupo CIMA, Cintecx, el Laboratorio de Intelixencia Artificial Aplicada y dos socios europeos. 

Las aportaciones de la UVigo estuvieron centradas tanto en el análisis de los fuegos forestales como en la inclusión de un módulo de ayuda al pilotaje nocturno de drones para el control y extinción de incendios.

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