La subida de costes y la mala cosecha de castaña no aguan el San Martiño en la provincia de Ourense

Los vecinos de Ourense se niegan a renunciar a la fiesta de San Martiño y aguantan ante el incremento del precio de los alimentos más típicos

Los compradores de última hora acudían ayer a la plaza de abastos provisional para pertrecharse de los alimentos estrella del magosto: pan, empanada, queso, chorizos y, por supuesto, castañas. La llegada del San Martiño es una fecha clave para la venta del fruto otoñal por excelencia, y una muy importante para el resto.

Los productos agroganaderos padecen la inflación y la crisis de costes, que hincha las facturas de piensos, combustibles o productos fitosanitarios, entre otros. Con estrechos márgenes, estas circunstancias acaban repercutiendo en el consumidor final. Pero a pesar de la compleja problemática que atraviesa el sector primario, los comerciantes notan que la demanda es la misma. Los de la plaza de abastos, aún así, tratan de apurar las ganancias para ofrecer “precios contenidos”. La meteorología perdona hoy, algo que, según comentaban, contribuyó a favorecer las ventas. Y en términos generales afirman que la  gente se acercó al mercado “recuperando niveles anteriores a la pandemia o incluso algo superiores”.

Los placeros concuerdan

Es algo que se puede corroborar tomando el pulso del comercio en la propia plaza. La sequía, además de las plagas y los incendios, azotó los castaños de la provincia hundiendo la producción. No es impedimento para que el fruto se venda igual debido a las ganas de celebración de los ourensanos.

De entre los placeros, Loli Barreiros, de La Huerta de Meló, comenta que la campaña sí fue “bastante escasa”, aunque las ventas se dan “bastante ben” y destaca el número de encargos, en especial de clientes fijos y asociaciones. Un punto de vista similar comparte Lina Morais, de A Horta da Lina, que nota bastante afluencia de clientes ante el San Martiño. “A verdade é que estes días moveuse moitísimo a praza polo tema dos magostos”, dice. Por mucho que las cifras de los carteles cada vez sean mayores, “nótase que a xente se anima e ten ganas”, comparte Morais, que sí admite que “este ano houbo menos”. “Agora nos pobos non queda castaña. Nós andamos polas vilas comprando e non hai”, detalla la comerciante. Y en Frutas e Verduras Carmen, Mari Carmen corrobora la menor cantidad de castaña pero añade que, aun siendo una venta paulatina, “estase vendendo bastante ben”.

Una mala cosecha

Los precios de la castaña alcanzaban ayer en la plaza de abastos cifras que rondaban los 3,5 euros por kilo. “Este ano a produción foi peor. Puideron incrementarse os prezos arredor dun 25%”, estima Servando Álvarez, técnico responsable del Centro Agroganadero del Instituto Ourensano de Desarrollo Económico.

Eso, la castaña que se puede encontrar en el mercado. “Se vas á castaña dun tamaño máis grande ou separada por variedades, pode roldar os 6 euros por kilo”, afirma Álvarez, quien añade que el problema del sector es que llevan acarreando “unha serie de anos con baixas producións”.

Porque el margen de beneficios se estrecha para los productores, en especial tras “una de las peores campañas de los últimos años”, como dice Xesús Quintá, presidente de la IXP Castaña de Galicia. Aunque aún es pronto para ofrecer cifras fiables -algunas zonas productivas continúan recogiendo-, sí se estima que la producción caerá por debajo del 50%.

Los comerciantes de la plaza de abastos destacan, aun así, que “la mayoría de los vecinos de la ciudad degustarán castañas de la provincia”. Echan en falta que el Concello de la ciudad comprase allí las castañas para su celebración del magosto, e insisten en que adquieren el fruto “a productores locales, que al fin y a la postre es lo que genera riqueza”. Una riqueza muy necesaria en tiempos de vacas flacas en el campo.

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