Tesoros de Ourense | El valle escondido de Castro Caldelas

La tierra de Caldelas se ofrece como un destino turístico completo, un lugar que se ha convertido en todo un referente de la provincia, donde la naturaleza y la gastronomía se entrelazan para ofrecer una experiencia única

En el corazón de la Ribeira Sacra, donde la naturaleza despierta los sentidos y la historia se fusiona con la modernidad, se encuentra Castro Caldelas, un rincón mágico que invita a los visitantes a sumergirse en la belleza de sus paisajes, deleitarse con exquisitos vinos locales y descubrir la rica cultura impregnada en cada localidad.

Ubicado entre imponentes sierras y acariciado por las aguas del río Sil, Castro Caldelas ofrece a los viajeros una experiencia única. Las laderas cubiertas de viñedos, testimonio de la viticultura heroica, se convierten en un espectáculo visual que resalta la dedicación y pasión de los viticultores locales.

Pero la magia de Castro Caldelas va más allá de sus campos de vid. El municipio se erige como un testigo silencioso de la historia, con la Vía Nova marcando sus huellas en el suelo que pisamos. El románico se despliega en cada rincón, desde las galerías blancas hasta las casas que susurran historias de un esplendor medieval perdido en el tiempo.

En lo alto de una colina que domina el río Edo, la villa de Castro Caldelas se presenta como un lienzo en el que se mezclan el pasado y el presente. Mientras que la gastronomía local nos invita a saborear la autenticidad de la comarca, degustar los vinos de la zona se convierte en un ritual, una experiencia sensorial.

Pero no solo es el pueblo lo que cautiva, sino también los senderos que serpentean por la Ribeira Sacra, regalando a los amantes del senderismo y el trail running una experiencia inigualable. Bosques de castaños y robles, aldeas centenarias, caminos ancestrales, miradores que asoman a los cañones del Sil, monasterios románicos, villas medievales, ríos, cascadas y molinos. Cada paso es una nueva postal, cada recodo del camino despierta la curiosidad.  

 Meandros de Froxende y A Cubela: Situado en un entorno sin parangón en toda la zona, estos puntos se están convirtiendo en uno de los mayores atractivos naturales de Caldelas. Los meandros de A Cubela y Froxende abrazan al río Sil, tallando paisajes asombrosos por toda la Ribeira Sacra. A través de una curva majestuosa de 355 grados en A Cubela y un meandro de casi 360 grados en Froxende, el Sil crea estampas icónicas que cautivan desde este mirador, desplegando un espectáculo natural inigualable.

Aldea de Tronceda: Emplazada en un valle que respira magia e historia, este rincón olvidado durante años se despierta para ofrecer una experiencia única. El pintoresco pueblo se erige como un tesoro oculto, reuniendo ya a unos 35 vecinos que, con determinación y amor por la tierra, han logrado resucitarlo después de años de abandono. Aquí cada paso parece ser un viaje en el tiempo, donde el presente se fusiona con el pasado,  convirtiéndose en un pequeño motor económico que palpita con vitalidad y cuenta ya con ganadería, apicultura, un albergue, casa de turismo rural y artesanía propia. Aquel exilio rural y la falta de visitantes llevaron también al abandono de la iglesia parroquial de Santiago de Tronceda, situada en una ladera de difícil acceso en un frondoso bosque. Los restos languidecen entre lápidas, testigos del tiempo pasado.

Mirador do Xabrego: Dentro de la misma ruta de los meandros, con la que se puede pasar cerquita de Tronceda, también encontramos otro punto de visita obligada. Desde el mirador, se despliega ante nuestros ojos una visión sinuosa de los majestuosos Cañones do Sil. Este lienzo natural, marcado por la exuberancia forestal, cuenta una historia de transformación reciente, un relato que se inicia con el abandono de estas tierras por sus habitantes. Paradójicamente, estas tierras atesoran condiciones envidiables, bañadas por la cálida luz del sol y con facilidades naturales para el regadío, creando un escenario propicio para cosechas abundantes de hortalizas. En tiempos pasados, la vida en estos parajes se tejía con la destreza del pastoreo y la recolección de la venerada castaña. Para llegar hay que alcanzar Susaus desde Castro Caldelas y después, en Viralellos, tomar el primer cruce a la izquierda.

Penas do Xastre: La cadena montañosa de la Pena do Xastre, con sus casi 1.000 metros de altitud, regala vistas inigualables del valle monfortino y de Quiroga. Muy cerca de este mirador natural nos encontramos ante una zona con gran cantidad de restos megalíticos en forma de enterramientos de mámoas con dólmenes: As Mamoíñas de Mazaira. Para llegar debemos ir a Mazaira y seguir recto hasta encontrar a la izquierda el mirador natural.

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