El tercer fin de semana de confinamiento comenzó con un control más exhaustivo por parte de las fuerzas de seguridad en la ciudad para evitas las "fugas" a los pueblos o localidades costeras para aquellos con segundas residencias.
Los cierres que se establecieron en las salidas de la ciudad, con 20 efectivos y 10 vehículos de la Policía Nacional, Policía Local y Autonómica, identificando a los ocupantes de los coches y los motivos se sus movimientos en coche, comenzaron pasadas las doce y media de la mañana en cinco puntos estratégicos en los que confluían los automovilistas que pretendían transitar por las carreteras OU-536, N-120, N-525 y autovía A-52.
Los controles continuarán a lo largo de todo el fin de semana, pero en tres puntos en vez de cinco. "Serán a distintas horas y distintos lugares porque se busca concienciar y disuadir a la gente por tomar decisiones insolidarias, ya que este virus los paramos unidos", explicó la portavoz policial, Teresa Ramos. Añade que el objetivo "no es cazar para sancionar sino para disuadir a los inconscientes que quieren ir al pueblo o segundas residencias ubicadas en localidades sin o escasa incidencia de contagios".
Las fuerzas de seguridad recuerdan que solo se permiten desplazamientos en coche para comprar alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad, asistir a centros sanitarios, al trabajo, cuidar a mayores, discapacitados, menores o dependientes, acudir a entidades financieras y de seguros o por causas de fuerzas mayor o situación de necesidad. Algunos de esos supuestos quedan descartados durante el fin de semana por el cierre de negocios y empresas, por lo que las fuerzas de seguridad extreman los controles.
En casos dudosos sobre los motivos y justificaciones del viaje, los efectivos policiales pueden realizar comprobaciones, explican desde la Policía Nacional.
La Guardia Civil realiza lo propio en el ámbito rural para frenar los desplazamientos injustificados entre los concellos.
