Villarino, ¿al plan original?

La enésima batalla interna del PSOE ourensano celebrada el pasado domingo ha dejado claro que la mayoría de la militancia aprueba el modelo de partido de los últimos cuatro años, con un respaldo a nivel provincial para Rafael Rodríguez Villarino del 57% y el refrendo de las principales agrupaciones, a excepción de las de Valdeorras (algo que entraba dentro de la lógica al batirse con el histórico alcalde de O Barco, Alfredo García).

Ese refrendo a la gestión de Villarino llegó, además, en el principal motor del PSOE, la siempre “caliente” agrupación de la ciudad, en la que el secretario provincial desembarcó en 2019 tras dejar la Alcaldía de Amoeiro para encabezar la candidatura en Ourense de las elecciones de 2019 tras la renuncia del entonces aspirante, José Ángel Vázquez Barquero, una maniobra que levantó una enorme polvareda y que muchos vieron como una injerencia.

Animado por el entonces secretario xeral autonómico, Gonzalo Caballero, se torcía el plan original y el anhelo que Villarino siempre tuvo en la cabeza (y que sigue a día de hoy), que no era otra cosa que romper el reinado de Manuel Baltar y el PP al frente de la Diputación, al entender que es ahí donde puede cambiar la dinámica de la provincia. Los resultados de 2019 abrieron esa posibilidad y, en paralelo, su alternativa a convertirse en alcalde de la ciudad, pero los pactos posteriores le condenaron a la oposición.

Siendo desde junio de ese año líder de esa oposición en Concello y Diputación -tareas que requieren una gran dedicación, a las que hay que sumar la responsabilidad orgánica- es algo que le ha pasado factura entre sus críticos al considerar que hay mimbres en el partido para repartir esfuerzos y objetivos, una sensación que parece haber calado también en el entorno de Villarino.

Las próximas semanas y meses serán, de esta forma, claves para la batalla electoral que llegará en 2023 con las elecciones municipales. Muchos de los que le han apoyado en este proceso de primarias para revalidar el liderazgo provincial tienen claro que luchar por una Alcaldía como la de Ourense no es compatible con aspirar a ser presidente de la Diputación y que debe concentrar esfuerzos en una de las dos opciones.

Esa decisión es una de las más importantes que deberá adoptar Villarino en esta nueva etapa, en la que también será clave lo que sucederá en la asamblea de la agrupación de la ciudad para definir su nueva ejecutiva, algo que ocurrirá como muy tarde a principios de marzo.

Su candidatura, tras los 330 votos obtenidos en las primarias del domingo (un 57% frente al 42% de la rival) entiende que se dan las circunstancias para que en este nuevo proceso no sea necesario volver a revivir un enfrentamiento en una votación, sino que verían deseable buscar una integración respetando el nivel de apoyo obtenido.

En este sentido, parece emerger con fuerza para liderar esa nueva etapa como secretario local en una ejecutiva que recoge diferentes sensibilidades uno de los hombres más cercanos a Villarino en estas últimas semanas, el edil en el Concello Xosé Rúas, que tampoco le haría ascos a la idea. Destacan de él su buena relación con el núcleo duro del PSdeG o que trabajase codo con codo con el exalcalde Francisco Rodríguez y con el exportavoz municipal Barquero.

De salir adelante esa idea, siempre que Villarino decida no repetir como candidato a la Alcaldía, quedaría después estudiar si él mismo Rúas podría postularse o se trataría de buscar otra cara, manteniéndose Villarino en un segundo plano para poder aspirar a la Diputación. Es algo que tendrá que decidir el reafirmado líder del PSOE.