Ourense tiene el viñedo más rico de España en variedades autóctonas

Uno de los viñedos de la Bodega Viña Costeira, en la Denominación de Origen Ribeiro.
La provincia produce vinos con casi una treintena de uvas tras recuperar cepas extinguidas como la silveiriña o la estaladiña 

El patrimonio vitícola de Galicia es uno de los mayores del mundo. No solo por el número de variedades de uva que se pueden encontrar en su territorio y de las que la Estación de Viticultura y Enología de Galicia (EVEGA), con sede en Leiro, conserva en su colección un repertorio de más de sesenta. También porque una mayoría de ellas están en uso para la elaboración vinos. Dentro de esa gran “Viñodiversidad”, que señala Luis Congil en su libro “A marabillosa historia do viño en Galicia”, Ourense atesora la mayor riqueza vitícola de toda la comunidad. Así, de los 67 genotipos recogidos en el banco de germoplasma de la EVEGA en Leiro, casi una treintena se utilizan en la actualidad para la elaboración de vinos en las cuatro denominaciones de origen y la indigación geográfica protegida que tienen territorio en la provincia de Ourense. El viñedo ourensano es, gracias a la pervivencia y uso de esas variedades, el más rico de todas las provincias españolas. El dato no puede ser más relevante, si tenemos en cuenta que, según el Instituto Madrileño de Investigación Agraria (IMIA), el total de las denominaciones de origen españolas utilizan 89 variedades de uva, de las cuales 76 son autóctonas y 13 foráneas, principalmente francesas y alemanas (cabernet sauvignon, merlot, syrah…).

A pesar de la filoxera, que a finales del siglo XIX causó un gran estrago en todos los viñedos de Europa, la diversidad vitícola ha pervivido en Galicia. El resurgimiento de las variedades autóctonas, que comenzó en la década de 1970 en Valdeorras con el plan Revival para el godello y que luego se extendería al resto de las denominaciones de origen, permitió recuperar la mayoría de las variedades de uso común en toda Galicia devolviendo el protagonismo que tenían en el pasado uvas hoy mayoritarias como albariño, treixadura, torrontés, mencía y otras igualmente importantes aunque con menos superficie cultivada como los caíños, loureira, sousón, brancellao, etcétera.

Todas las denominaciones ourensanas han avanzado notablemente en la recuperación de variedades que se daban por extinguidas o con una presencia muy residual y hoy esa intervención desarrollada fundamentalmente por viticultores ha permitido que vuelvan a estar en el día a día de la elaboración de vinos. En Ribeiro los ejemplos más significativos se dan con variedades como lado, cuyo origen y principal contingente se encuentra en Arnoia, hoy ya forma parte del coupage de muchos ribeiros blancos más allá de Arnoia e incluso en su lugar de origen el colleiteiro José Estévez elaboró el primer monovarietal de lado la pasada década. En ese mismo municipio, de la mano del colleiteiro Bernardo Estévez, se recuperó la silveiriña, una uva que ya estaba documentada en el inventario realizado por Nicolás García de los Salmones y publicado en los anales del Congreso Nacional de Viticultura de 1912. Otro colleiteiro, Manuel Formigo, recuperó y elabora un monovarietal de la albilla do Avia.

En este empeño por ir más allá y lograr revivir históricas variedades Monterrei ha sumado la verdello de Monterrei y Valdeorras, entre otras, la conocida como pan e carne, también llamada estaladiña, una tinta que ya es posible encontrar en los viñedos de Roandi y que también se citaba en el mismo inventario de García de los Salmones. Salvo la agudelo, propia de la IGP Betanzos, ratiño, que García de los Salmones atribuía a Boiro pero también se encuentra en Pontevedra como cabanelas y carrajento, el resto de las blancas autóctonas gallegas se cultivan en la provincia de Ourense y el 90 por ciento de las tintas. 

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