Ruta en Ourense por los castros de Trelle, el bosque de las mil pistas

Ruta por los castros de Trelle
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Una propuesta de ruta de senderismo por Ourense, en la que recorrerás los castros de Trelle y sus preciosas vistas

Por las orientales faldas de los Castros de Trelle discurre esta ruta de aproximadamente 10 kilómetros entre carballeiras, pinares, abedulares, las menos, cuando retamales, brezos, carqueixos, zarzas o silvas y tojos forman ese llamado monte bajo que hasta hace poco impedían la penetración en el bosque, que ahora casi todo despejado de fácil tránsito aunque innecesario por la cantidad ingente de pistas térreas, casi todas reparadas por motoniveladora después de los estragos invernales.

No se entiende como tan pocos caminantes por aquellas vías por la accesibilidad desde la ciudad y los caminares, accesibles para cualquier andarín de entre urbanas pasarelas, léase las que en la ciudad discurren entre la de Oira y la de Outariz.

Debemos situarnos en Loiro, a 8 Km. de la ciudad por la carretera de Celanova. Una vez allí nos adentraremos en la aldea hasta aparcar en su plaza dotada de fuente pública. Emprenderemos la marcha hacia el sur en dirección a la iglesia románica de San Martiño, parroquial. Accederemos por la llamada rua de Fonticú o Fuente del culo (porque está en el extremo del pueblo, hay que pensar), pasaremos un regatillo por puente que nos llevará al moderno velatorio, que nos parece un despilfarro cuando tanto edificio para tan pocos muertos a tenor de la hoy menguada población.

Seguiremos a izquierda y luego de andados un centenar de metros penetraremos a derecha por sendero con alambrada a izquierda. Una densa carballeira aun desnuda no deja pasar los solares rayos que por estos días todo lo inundan; un camino como excavado entre el pinar nos lleva a una asfaltada que tomaremos a derecha para a menos de un centenar de metros introducirnos en hermosísimo camino casi de carro entre muretes y trincheras en medio de carballos también, que por un kilómetros desemboca en otra pista que viene poco más abajo de Loiro, la cual acometeremos a derecha y luego siguiendo siempre la principal, sin desvíos, caminaremos en ligerísimo ascenso hacia la cima de este parque natural de los Castros, dejando un casetón de madera, destartalado, de una explotación de poco recorrido cuando vamos en la amenidad de una ruta en la que solamente el graznido de algún arrendajo o el piar de un águila interrumpirán nuestra andadura en la que si suerte haya veremos a algún corzo ágil en desaparecer de nuestra vista, distinguido por su trasera parte de blanco pelaje; difícil avistar un jabalí sino intuido por las hozadas entre la yerbas a la búsqueda de su postre favorito, las lombrices de tierra o miocas. Estos suidos salvajes que por allí abundantes solamente se verán en atardeceres o amaneceres. Lo que nunca vimos fueron zorros, aunque sí sus deyecciones como las de algún miembro de la lupina grey que por allí más transita que habita.

Siempre siguiendo hacia arriba nos hallaremos ante tres bifurcaciones, tomando la de la izquierda que al poco nos dejará a la vista de la parte más elevada donde se supone el castro de Trelle, que toma el nombre por ser la aldea más cercana al yacimiento y donde una torre metálica se yergue, siempre llamada por nosotros la torreta, para vigilancia de incendios en su tiempo, pero ahora conservada y bien pintada, que se alza cual imponente referencia sobre el paisaje.

Podemos subir a la cima o darnos la vuelta y siguiendo las indicaciones del mapa que se adjunta para bajar, talado el bosque, a la vista de la ciudad. Pistas despejadas, umbrías carballeiras que por densidad aunque sin follaje que dejaron los caminos alfombrados de estas hojas del roble que continuarán por meses hasta que barridas por el viento o las lluvias.

Llegamos a Sobrado do Bispo, que varios núcleos diferenciados tiene hasta salir por su cara sur por asfaltado vial que pronto dejadas las últimas viviendas se revierte en amena pista herbácea en principio que en suave bajada por unos centenares de metros, entre mimosas, nos deja en un ascenso por amurado y pavimentado camino al pie de térrea pista para virar a derecha, sobrepasar el inutilizado campo de fútbol del Sobrado, asfalto y viraje a izquierda por precipitada pista que conecta con otra donde deberemos desviarnos a izquierda para en más de diez minutos hallarnos en Loiro, lugar de partida.

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